Herguera posee un sentido plástico cercano a la ilustración y la pintura, con capas que se superponen unas a otras mediante transparencias, trazos marcados, líneas sueltas y una paleta cromática que no es solo estética, también es política. Esto se explicita, por ejemplo, en la decisión de racializar a todos los personajes como si fueran de la India, al margen de su procedencia, al contrario de lo que ha sido habitual durante muchos años en el cine occidental. La historia que se cuenta en El sueño de la sultana transcurre en diversos países y en diferentes lenguas, y toma como base la novela homónima escrita por Begum Rokeya a principios del siglo XX. Una utopía feminista que establece los ideales de la escritora y activista bengalí, mezclados con un relato del presente que emplea la metaficción como recurso narrativo. Herguera intercala tiempos, escenarios e incluso estilos visuales para generar la sensación de estar ante un caleidoscopio en el que se refractan formas y relatos, con un concepto común: le denuncia de las desigualdades que sufren las mujeres.
Un objetivo loable que encuentra, sin embargo, su mayor problema en la exposición de los argumentos. A fuerza de enredar la trama, El sueño de la sultana cae por momentos en la confusión y obliga a Herguera a dejar claros sus postulados, hasta el punto de resultar en exceso discursiva. Así, la película exhibe un "mensaje necesario" y evidente que llega a rozar la ingenuidad, como sucede en las escenas en las que interviene la representación animada de Paul B. Preciado, con unos diálogos tan forzados que causan sonrojo... más si cabe teniendo en cuenta que van dirigidos al espectador adulto.
Salen al rescate de estas irregularidades unas imágenes admirables, con el estilo propio y reconocible de Isabel Herguera. Cineasta que con pleno merecimiento se puede considerar artista y que regala a los ojos del público un espectáculo pocas veces visto antes. Lástima que El sueño de la sultana no termine de redondearse y que se vea lastrada por un texto ambicioso, que pretende abarcar demasiadas ideas y que lo confía todo a su poderoso influjo visual.