THE NOTORIOUS BETTIE PAGE. 2005, Mary Harron

Que una misma película reúna los conceptos de telefilm y biopic es suficiente para poner en alerta al espectador más precavido. Ambos términos acumulan demasiados tópicos y algunos de ellos se traslucen en The Notorious Bettie Page, tercer largometraje de Mary Harron, directora que compagina en su trayectoria el cine y la televisión.

Saltan a la vista los clichés más asentados en este tipo de producciones: simpleza argumental, diálogos funcionales, personajes esquemáticos... se trata de exponer situaciones en lugar de sugerir significados, una discordancia en la cual recae The Notorious Bettie Page con bastante ligereza. El guion, segunda colaboración de Harron con Guinevere Turner tras American Psycho, intercala el juicio que en 1955 acusaba de pornografía ciertas imágenes protagonizadas por Page con los acontecimientos principales que marcaron su vida, siguiendo una línea temporal. Cada situación es la respuesta a una situación anterior, bajo la lógica narrativa de la coherencia que aplana las arrugas de la historia y el retrato interior de los personajes. De este modo, la presunta reivindicación de Page se vuelve tan básica que refuerza el estereotipo de la mujer ingenua y hermosa, que actúa por inercia y no por convicción. La mirada de la directora resulta condescendiente y pierde fuerza sobre todo en la parte final, cuando Page opta por el camino recto y acude a la llamada de la fe.

Las imágenes fotografiadas por Mott Hupfel salvan el conjunto de la banalidad, con un montaje que alterna el blanco y negro y el color en las escenas en Miami Beach donde Page se refugia de los sinsabores de Nueva York. También se emplea material de archivo que convive bien con los planos rodados en exteriores para situar el relato en una época precisa que Harron sabe recrear gracias al diseño artístico, la peluquería, el vestuario... pero si algo influye decisivamente en que la película adquiera credibilidad y cercanía es la interpretación de Gretchen Mol, actriz que se ajusta a la personalidad y apariencia de Bettie Page. Su labor no se limita a la mímesis sino que logra rellenar con expresividad las carencias del texto y contribuye a la psicología del personaje apoyada por sus compañeros de reparto, entre los que se encuentran algunas caras conocidas como Lili Taylor o David Strathairn. Mol es sin duda lo mejor de este título correcto y anodino, que se ve con despreocupación y que no termina de culminar el homenaje que merece la legendaria reina de las pin-up.