Ruby Sparks. 2012, Jonathan Dayton y Valerie Faris

Comedia agridulce que aborda un tema conocido, la imposibilidad del amor perfecto, desde una perspectiva que juega con lo fantástico. Seis años después de debutar con "Pequeña Miss Sunshine", los directores Jonathan Dayton y Valerie Faris vuelven a desarrollar una fábula con tintes humanistas, esta vez llevando a la pantalla un guión de Zoe Kazan, actriz protagonista de "Ruby Sparks".
La historia parte de un joven escritor paralizado por el éxito de su primera novela, que inventa el personaje de una chica capaz de devolverle la ilusión hasta que ésta se hace realidad y aparece en su vida. Este argumento, que podría tener reminiscencias de "La rosa púrpura del Cairo" o de "Olvídate de mí", funciona como coartada para establecer un inventario de las distintas etapas de una relación sentimental en forma de comedia romántica. El riesgo que tanto la guionista como los directores corren es el de ir conduciendo la trama desde la ligereza y el puro entretenimiento hasta la reflexión sobre la libertad individual y la función del creador. 
Como una versión romántica de "Frankenstein" o del mito del moderno Prometeo, "Ruby Sparks" va ganado profundidad según avanza su metraje, hasta completar un drama que sorprende por lo inesperado y que bordea el relato de terror psicológico al alcanzar el clímax. Kazan y Paul Dano, el actor protagonista, tienen gran responsabilidad en ello. Sus interpretaciones son ajustadas y llenas de matices, con multitud de dificultades en cuanto a cambios de tono y de registros que son resueltas con brillantez. El peso del film descansa sobre ellos, por lo que sólo cabe lamentar que no cuenten con unos personajes secundarios que estén a la altura. El psicólogo del escritor frustrado y en especial el hermano, cumplen una misión meramente explicativa, son el contrapunto necesario para recapitular informaciones y favorecer que la acción avance, pero sin aportar grandes caracteres a la trama. Son demasiado funcionales. Ésta tal vez sea la única debilidad de un guión por lo demás inteligente y emotivo, dos cualidades difíciles de encontrar en otras películas que tratan de alcanzar la misma meta que "Ruby Sparks", pero por caminos más convencionales.
No conviene equivocarse, lo mejor de esta película es su falta de pretensiones y su retórica sencilla y directa. Lo que no le impide superar los retos de su planteamiento: hacer comedia en torno a un personaje fundamentalmente triste, en un cuento moral que aspira a divertir y hacer pensar a partes iguales. Cine exigente que no lo parece, merced a un actor de enorme talento como es Paul Dano.
A continuación, un breve ejemplo de la hermosa banda sonora compuesta por Nick Urata. Contiene las notas justas para provocar emoción, cuidadosamente envuelta en arreglos de cuerda. Relájense y disfruten: