ESTUDIOS SOBRE PARÍS. "Études sur Paris" 1928, André Sauvage

Si hay una ciudad propicia para filmar una sinfonía urbana es, sin duda, París en los años veinte. Directores como Alberto Cavalcanti, Eugène Deslaw o Joris Ivens fijaron sus miradas en la capital francesa para convertirla en lienzo donde desplegar la experimentación propia de las vanguardias, con incursiones en el surrealismo, el mecanicismo y el realismo poético. André Sauvage es otro de aquellos artistas multidisciplinares que capturaron con la cámara el ajetreo de las calles, la estética de los monumentos y la humanidad de los viandantes, todo ello con un profundo sentido cinematográfico que puede resultar inhabitual en un director poco experimentado como Sauvage.

Estudios sobre París es su segundo largometraje dentro de una trayectoria breve e imprecisa. André Sauvage es un autor que decide llevar sus inquietudes expresivas al cine, influido por las nuevas corrientes que se ponen en marcha en Europa a principios del siglo pasado. Su conocimiento de la imagen pictórica y fotográfica le proporciona herramientas suficientes para abordar un documental de estas características, pegado a la realidad pero con un punto de vista original, que denota una personalidad inquieta y creativa.

La película tiene la estructura de un recorrido a lo largo y ancho de la urbe, con paradas en algunas de las calles y barrios más representativos. Son 35 kilómetros de travesía por agua y por tierra, desde la llegada a París por vía fluvial hasta el deambular por el centro y vuelta al Sena, incluyendo vistas panorámicas en lo alto de algunas edificaciones. La variedad de ángulos y de tamaños de plano confiere al film un lenguaje vivo y muy dinámico, puesto que la cámara nunca deja de trasladarse mediante movimientos horizontales y verticales que definen las formas de cuanto hay alrededor. Son imágenes que huyen del álbum de postales y buscan atrapar el momento preciso, adquiriendo significado en el montaje. Hay belleza en los encuadres y en su articulación, pero también hay un retrato social que distingue a los parisinos acaudalados y los humildes, según el espacio urbano que ocupan.

Así, la perspectiva que aplica André Sauvage contiene múltiples dimensiones: la etnográfica, la artística, la geográfica, la histórica... y la poética, con escenas de gran fuerza plástica como el paso subterráneo del Sena iluminado por los tragaluces. De cuando en cuando, el director galo aúna recursos técnicos y estéticos para introducir elementos de irrealidad (movimientos invertidos, velocidad rápida y lenta) y metáforas visuales (el detalle de la mano que mece una venerable barba en la secuencia del Panteón). En ambos casos se trata de métodos para romper una contemplación pasiva que estimule al espectador y cambie su condición de turista en la butaca. Son destellos del cine que tenía dentro Sauvage y que pudo desarrollar tan poco, lo suficiente para que Estudios sobre París deba incluirse en cualquier selección de sinfonías urbanas. Es una de las más accesibles dentro del género y también de las más gozosas.

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LOS AÑOS DE SUPER 8. "Les années Super 8" 2022, Annie Ernaux y David Ernaux-Briot

La escritora Annie Ernaux traslada por primera vez su literatura experiencial al cine, en este documental que firma junto a su hijo David Ernaux-Briot. Los años de Super 8 surge de la recuperación de unas filmaciones caseras que Philippe Ernaux, exmarido y padre respectivamente, realizó entre los años 1972 y 1981 en escenarios domésticos y en diferentes viajes con la familia. Las imágenes granuladas y en silencio sirven como soporte a la voz en off de Annie, que narra con su habitual estilo sobrio y sencillo (que no simple) mucho más de lo que muestra la pantalla: el ideal de una pequeña burguesía anclada en los roles de género que asiste a los cambios políticos que se producen alrededor y el alumbramiento de una autora que, tiempo después, obtendrá los mayores reconocimientos.

La concordancia que se establece entre el lenguaje visual y el relato íntimo define la película, a la manera de Nuria Giménez Lorang en My Mexican Bretzel, con la diferencia de que todo lo que se cuenta en Los años de Super 8 es real. Al igual que sucede en sus libros, el material creativo que emplea Annie Ernaux es su propia biografía, fragmentos de sus diarios y recuerdos que adoptan un nuevo significado al materializarse en fotogramas restaurados para la ocasión. Es un discurso personal que también es político, porque expone la condición de muchas mujeres de aquella época relegadas a la función de cuidadoras y organizadoras del hogar. La cámara de Super 8 que el matrimonio adquiere recién iniciada la treintena (y que él siempre maneja) fija una mirada que ahora, cuatro décadas después, cambia de ojos: del hombre que registra la realidad a la mujer que la desvela.

Esta interpretación de los hechos no es solo discursiva, también es fílmica, por medio del montaje. Tanto la selección de los planos como su coherencia narrativa dotan de identidad a la película y expanden el universo interior de Annie Ernaux al terreno del cine, en este documental de emotividad contenida que resulta directo, sereno y lúcido. Cualidades que están presentes en la obra de la escritora francesa y que encuentran un espacio nuevo en la pantalla.

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