El secreto del libro de Kells. "The Secret of Kells" 2009, Tomm Moore y Nora Twomey

Corría el año 2009 cuando el estudio Cartoon Saloon estrenaba El secreto del libro de Kells, el primer largometraje de la compañía irlandesa y toda una declaración de principios dentro del mundo de la animación. Valiéndose de un estilo visual inconfundible, que denota la experiencia acumulada en los ámbitos del diseño y la ilustración, y unas historias inspiradas en el folclore tradicional, sus miembros fundadores no han dejado de acertar con cada nuevo proyecto. Dos de ellos, Tomm Moore y Nora Twomey, asumieron la dirección de esta película insólita, que situaba a Irlanda en el mapa del cine de animación internacional.
La primera sensación que acude a la mente del espectador tras ver El secreto del libro de Kells es la sorpresa. Un asombro producido por la aparente contradicción que transmiten las imágenes. Por un lado, el diseño de los dibujos tiene la sencillez de las líneas claras y las formas geométricas. Por otro lado, la suma de todos los  elementos estéticos provoca un conjunto de exuberante complejidad y calado artístico. Esta dicotomía entre ligereza y gravedad, simpleza y dificultad, tiene incidencia en la trama. También el guión parte de una premisa básica (la vida en un abadía del siglo XI que se fortifica ante el previsible ataque de los vikingos), que se va complicando según avanza la acción. El propio libro que da título a la película desarrolla su atractivo bajo esta misma dualidad iconográfica, por eso el cine de Tomm Moore resulta ejemplar en la concordancia entre imagen y narración, haciendo que el continente y el contenido sean uno.
Tal vez empujada por el ímpetu de sus autores debutantes, El secreto del libro de Kells exhibe un enorme dinamismo, a veces incluso demasiado. Moore y Twomey dotan de intensidad todas las escenas, rebosantes de comedia, fantasía, aventura... por lo que se echan en falta algunos momentos más contemplativos que permitan detener la visión en los bellísimos escenarios y en el diseño de los personajes, de gran originalidad. Está claro que se trata de una película y no de una exposición de arte, pero tal vez el temor de no interesar al público más joven obliga a los directores a convertir cada secuencia en un espectáculo. Moore se muestra dotado para enfatizar situaciones que adquieren ritmo y velocidad por momentos, algo que suaviza posteriormente en La canción del mar, reforzando el drama y la intimidad.
En definitiva, El secreto del libro de Kells supone un soplo de aire fresco dentro del cine de animación contemporáneo, que tiene la virtud de universalizar el acervo cultural irlandés y las leyendas celtas en una película deslumbrante en todos los aspectos. La mejor puesta de largo posible para un estudio como Cartoon Saloon y un director como Tomm Moore.

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Los Increíbles 2. "The Incredibles 2" 2018, Brad Bird

En los últimos tiempos, la compañía Pixar ha emprendido la continuidad de algunas de las películas que cimentaron su éxito a principios de siglo. Títulos como Toy Story, Monstruos S.A, Cars y Buscando a Nemo tratan de prolongar sus virtudes en nuevas entregas y satisfacer el recuerdo de quienes las vieron en su día y hoy acuden con sus hijos, sobrinos, primos pequeños... o en solitario, sin los absurdos complejos de la edad que la mayoría del público adulto mantiene respecto al cine de animación.
En esta ocasión le toca el turno a Los Increíbles, y resulta curioso que uno de los films más proclives del estudio a una segunda parte se haya hecho esperar tanto. Nada menos que catorce años han transcurrido desde que Brad Bird se hiciese cargo de la película primigenia, algo difícil de entender cuando los superhéroes llevan implícita en su propia naturaleza la narrativa seriada (por no hablar de los pingües beneficios obtenidos por la película de 2004). Bird repite como guionista y director retomando a los mismos personajes en el mismo punto en el que se quedaron entonces, aunque en la presente entrega se aprecian evoluciones actualizadas a los nuevos tiempos.
El cambio más destacable es el protagonismo femenino a la hora de asumir el rol heroico. Los tópicos relacionados con el género aparecen aquí subvertidos sin necesidad de consignas ni eslóganes oportunistas, sino a través del humor. Los Increíbles 2 no olvida en ningún momento su condición de película para todos los públicos, y por eso es capaz de expandir sus argumentos éticos y sociales a una audiencia global que puede divertirse a la vez que se cuestiona algunas convenciones en vías de extinción. Bird contrapone las situaciones domésticas (asumidas por el padre) con las escenas de acción (que recaen en la madre), estableciendo un discurso en el que se reivindica la épica de lo cotidiano, la paridad (tanto de protagonistas como de antagonistas), la conciliación laboral y el reparto de tareas.
Por suerte, ninguno de estos conceptos queda sepultado por la cacharrería visual que exhiben las imágenes del film. Al igual que sucedía en la primera parte, Brad Bird ofrece un espectáculo calibrado como el mecanismo de un reloj, de técnica depurada y una estética cuidada con detalle. El compositor Michael Giacchino vuelve a crear una banda sonora impresionante, que amplifica el alcance de cada escena y contribuye a definir el tono del film. En suma, Los Increíbles 2 dignifica el saturado panorama de las películas de superhéroes, acudiendo a una fórmula que consiste en tratar temas muy serios de manera divertida y emocionante. Por lo tanto, queda superado el difícil reto de cumplir con las expectativas generadas. Vistas las recaudaciones en la taquilla, ya solo queda aguardar a una previsible tercera parte.

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Juzgado criminal. "Criminal Court" 1946, Robert Wise

Tal y como mandaba la tradición en el Hollywood clásico, los nuevos directores de cine se incorporaban al oficio tras haberse fogueado en diferentes trabajos dentro de la industria. Hay infinidad de ejemplos: Huston, Wilder y Mankiewicz provenían del guión, Rudolph Maté de la dirección de fotografía, Mitchell Leisen del diseño de vestuario y la decoración... Se trataba de trasladar el modelo empresarial de la promoción interna al negocio cinematográfico, una práctica que garantizaba el aprendizaje directo y la selección natural de quienes aspiraban a filmar su primera película.
El montador Robert Wise también encontró su oportunidad de ocupar la silla de director tras haberse curtido en una docena de películas como Esmeralda, la zíngara, El hombre que vendió su alma y Ciudadano Kane. A cambio de participar en la mutilación infringida por los productores a El cuarto mandamiento (rodando secuencias adicionales y trastocando la estructura original ideada por Welles), Wise fue recompensado con un contrato de director en la RKO. Antes de asumir proyectos de envergadura, primero se hizo cargo de algunas películas de serie B como Juzgado criminal. Una discreta producción que apenas alcanza la hora de metraje, ideal para completar los programas de sesión doble y satisfacer al público que buscaba ser entretenido mediante algunos clichés de género.
En este caso se trata de un drama judicial con ribetes de cine negro, sin complicaciones argumentales ni grandes sorpresas. Todo gira en torno al carisma del personaje principal, un astuto abogado que desenmascara una trama corrupta con el objetivo de ser elegido fiscal del distrito. El protagonista está interpretado con eficacia por Tom Conway, actor habituado a los seriales que imprime aquí su presencia de galán cínico y refinado, lo que le hace brillar por encima de sus compañeros de reparto. El tono ligero de la narración es aprovechado por Wise para desarrollar una planificación sencilla y funcional, que no obstante depara algunos ingenios visuales (como la escena del primer encuentro en el club entre el gánster y Georgia, la pareja del protagonista).
El interés de Juzgado criminal se sitúa, por lo tanto, en la posición inicial que ocupa dentro de la filmografía de Robert Wise. Es una obra primeriza, que debe ser considerada un boceto dentro de la etapa de formación de un director que habrá de responsabilizarse en el futuro de obras fundamentales como Ultimátum a la TierraMarcado por el odio y West side story. A continuación, un breve pero ilustrativo comentario de Wise que revela su punto de vista como autor. Que lo disfruten:

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