Juzgado criminal. "Criminal Court" 1946, Robert Wise

Tal y como mandaba la tradición en el Hollywood clásico, los nuevos directores de cine se incorporaban al oficio tras haberse fogueado en diferentes trabajos dentro de la industria. Hay infinidad de ejemplos: Huston, Wilder y Mankiewicz provenían del guión, Rudolph Maté de la dirección de fotografía, Mitchell Leisen del diseño de vestuario y la decoración... Se trataba de trasladar el modelo empresarial de la promoción interna al negocio cinematográfico, una práctica que garantizaba el aprendizaje directo y la selección natural de quienes aspiraban a filmar su primera película.
El montador Robert Wise también encontró su oportunidad de ocupar la silla de director tras haberse curtido en una docena de películas como Esmeralda, la zíngara, El hombre que vendió su alma y Ciudadano Kane. A cambio de participar en la mutilación infringida por los productores a El cuarto mandamiento (rodando secuencias adicionales y trastocando la estructura original ideada por Welles), Wise fue recompensado con un contrato de director en la RKO. Antes de asumir proyectos de envergadura, primero se hizo cargo de algunas películas de serie B como Juzgado criminal. Una discreta producción que apenas alcanza la hora de metraje, ideal para completar los programas de sesión doble y satisfacer al público que buscaba ser entretenido mediante algunos clichés de género.
En este caso se trata de un drama judicial con ribetes de cine negro, sin complicaciones argumentales ni grandes sorpresas. Todo gira en torno al carisma del personaje principal, un astuto abogado que desenmascara una trama corrupta con el objetivo de ser elegido fiscal del distrito. El protagonista está interpretado con eficacia por Tom Conway, actor habituado a los seriales que imprime aquí su presencia de galán cínico y refinado, lo que le hace brillar por encima de sus compañeros de reparto. El tono ligero de la narración es aprovechado por Wise para desarrollar una planificación sencilla y funcional, que no obstante depara algunos ingenios visuales (como la escena del primer encuentro en el club entre el gánster y Georgia, la pareja del protagonista).
El interés de Juzgado criminal se sitúa, por lo tanto, en la posición inicial que ocupa dentro de la filmografía de Robert Wise. Es una obra primeriza, que debe ser considerada un boceto dentro de la etapa de formación de un director que habrá de responsabilizarse en el futuro de obras fundamentales como Ultimátum a la TierraMarcado por el odio y West side story. A continuación, un breve pero ilustrativo comentario de Wise que revela su punto de vista como autor. Que lo disfruten: