Aniquilación. "Annihilation" 2018, Alex Garland

Tres años después de haber debutado con Ex machina, el director Alex Garland continúa explorando los terrenos de la ciencia ficción, esta vez a partir de una novela de Jeff VanderMeer. Dentro del género, Aniquilación pertenece a la categoría conocida como weird, es decir, la ficción especulativa que emplea argumentos científicos para dar coartada a una historia fantástica o de terror. Garland asume estas claves y recurre a influencias que ya están en el texto original, y que van de la trascendencia de Stalker al militarismo de Aliens y Depredador, bajo un estilo que recuerda al de Steven Soderbergh en las escenas intimistas.
El guión cuenta la historia de un grupo de científicas que se adentra en un extraño lugar del que nadie, menos una persona, ha vuelto con vida, una amplia extensión natural bajo el efecto de fuerzas provenientes del espacio. El único superviviente está interpretado por Oscar Isaac, un soldado que regresa junto a su mujer, a quien da vida Natalie Portman. Pero pronto ella se suma a una nueva expedición capitaneada por el personaje que encarna Jennifer Jason Leigh, y aquí es donde está la principal novedad que aporta el film: el equipo está integrado en exclusiva por mujeres, las cuales alternan la investigación con el uso de armas de fuego para sobrevivir. Aniquilación tiene, por lo tanto, un componente feminista del que suelen carecer otras producciones de este tipo, a menudo rebosantes de testosterona.
Hay otro elemento que distingue la película y es el tempo narrativo, que otorga prioridad a las escenas reposadas sobre la acción, creando un efecto de extrañamiento que refuerza la tensión interna del relato. A esta sensación contribuye también la música compuesta por el tándem formado por Geoff Barrow y Ben Salisbury, con quienes Garland ya había trabajado en su opera prima, al igual que con el director de fotografía Rob Hardy. Las imágenes de Aniquilación mantienen un tono apagado y una paleta de colores fríos que cambia en el desenlace, en el que priman los efectos digitales. Esta larga y espectacular escena aleja el film de la serie B a la que remite el argumento, llevándolo a una dimensión más profunda, casi metafísica. Garland no es Tarkovski, pero consigue crear un cine de ciencia ficción adulto, respetuoso con el género y con voluntad de recorrer nuevos caminos, que es lo importante. Hay que valorar que lo haga de la mano de actrices comprometidas como Portman, quien insufla emoción a la película y vuelve a demostrar su versatilidad y valentía para asumir retos como el que supone Aniquilación.