WENDELL Y WILD. 2022, Henry Selick

Sobre el papel, la idea de reunir a dos talentos como Henry Selick y Jordan Peele es lo bastante atractiva para llamar la atención de cualquier proyecto. Más todavía cuando ha transcurrido una docena de años desde que Selick presentara Coraline, su anterior película, y que Peele haga su primera incursión en el mundo de la animación. El resultado es Wendell y Wild, la adaptación de un cuento que nunca llegó a publicarse obra de Selick y de Clay McLeod Chapman, reconvertido en película de terror para toda la familia.

Precisamente es la aspiración de querer agradar a un público amplio lo que resta contundencia al film, con una mezcla de chistes ingenuos y humor negro que no logra hacer olvidar los títulos previos de Selick, en especial Pesadilla antes de navidad. Muy lejos de esta, Wendell y Wild carece de aportaciones a la carrera del director más que un uso tal vez demasiado sofisticado del stop motion, cuya posproducción digital elimina cualquier rastro de la artesanía propia de esta técnica de animación. Las imágenes del film son tan nítidas y perfectas que carecen de textura, a pesar de la fuerza estética que posee el diseño de los personajes y el dinamismo que empuja la narración. De hecho, el ímpetu puesto en que las escenas sean cortas y el movimiento fluya constante provoca irregularidad en el ritmo y cierta confusión en el desarrollo de la trama. Y es que el problema de Wendell y Wild reside en un guion deslavazado que no acierta a fijar sus líneas principales y se pierde en la indefinición y los auto-homenajes. Hay algunas escenas poderosas, como la lucha de la protagonista contra el monstruo que representa sus miedos internos, pero son excepciones dentro de un conjunto poco estimulante.

La energía visual del conjunto no consigue paliar las debilidades de una historia que recurre a aciertos ya conocidos de Henry Selick, cineasta que exprime su potencial cuando trabaja con materiales ajenos y que no se beneficia de su colaboración con Jordan Peele. Por eso, Wendell y Wild es una oportunidad perdida de seguir hilvanando joyas en la filmografía de un cineasta que esperemos que todavía tenga cosas que decir.