La mujer que sabía leer. "Le semeur" 2017, Marine Francen

Tras haber adquirido experiencia en los equipos de dirección de diferentes películas, Marine Francen decide ponerse al frente de su primer largometraje adaptando una peculiar obra literaria. El hombre semen es el único texto conocido de Violette Ailhaud, supuesta autora de un manuscrito que posee su propia leyenda. Aunque el texto salió a la luz pública a mediados del siglo XX, en realidad está fechado décadas antes, cuando la escritora quiso contar la historia de un pueblo sin hombres en tiempos de la represión napoleónica. Se trata de un cuento narrado en primera persona que recoge los hechos acontecidos en una pequeña localidad de la Provenza francesa, donde irrumpen las tropas leales al recién proclamado emperador para apresar a todos los adultos varones. A partir de entonces, las mujeres deberán hacerse cargo de la subsistencia del lugar, lo que conlleva las labores agrícolas, ganaderas y, claro está, la repoblación de la vecindad. La esperanza de que llegue El hombre semen al que alude el título del original literario, cuya adaptación cinematográfica ha sido titulada en España  La mujer que sabía leer, vertebra la trama y propone cuestionamientos en torno a la sexualidad y los roles de género que continúan vigentes todavía hoy.
A primera vista, el argumento de la película podría recordar a El seductor de Don Siegel (y su más reciente versión a cargo de Sofía Coppola, La seducción), pero pronto el espectador percibirá que se encuentra ante una propuesta distinta y bastante original. Francen esquiva con soltura los atajos del morbo fácil y del erotismo de sobremesa, para construir un relato elegante, sobrio y conciso. Tanto como el texto de partida, del cual la directora traslada a la pantalla la acción y, lo que es más importante, el espíritu que late en la letra impresa. La mujer que sabía leer desarrolla con herramientas visuales el potencial creado por Ailhaud, mediante un tempo pausado y sereno que aplica la observación en los detalles, y unos encuadres pictóricos que aluden a Vermeer en los interiores y a Millet y Corot en las escenas de exterior. Estas referencias artísticas se hacen evidentes desde la misma elección del formato de pantalla, el casi-cuadrado de 4:3, que el director de fotografía Alain Duplantier emplea para componer imágenes que transmiten armonía y clasicismo.
ELa mujer que sabía leer tienen gran importancia los personajes y, por lo tanto, también los actores que los interpretan. Pauline Burlet sostiene el punto de vista que conduce la historia  y elabora un personaje cuyas emociones se expresan con una gran economía gestual, contribuyendo así al tono comedido que gobierna el film. De la misma manera, Alban Lenoir, Géraldine Pailhas, Iliana Zabethsus y el resto del reparto coral son capaces de dibujar, con unos pocos trazos, el paisaje humano que se despliega en la película con humildad y respeto. La debutante Marine Francen pone en práctica estos dos términos y otros como emoción, sensualidad, drama... todos ellos aplicados con la distancia adecuada para inmiscuir al espectador sin necesidad de recurrir al exceso ni a la vulgaridad a los que se podría haber prestado el argumento.
En resumen, se trata de una sorprendente opera prima que tiene la virtud de abordar temas complejos con delicadeza e inteligencia. En adelante habrá que permanecer atentos al nombre de Marine Francen, quien realiza en La mujer que sabía leer una proclama feminista tan oportuna en el siglo XIX como en los tiempos que corren.
Las imágenes de la película se nutren de pinturas como "Des glaneuses" de Jean-François Millet (1857)
Fuentes consultadas: