Anticristo. "Antichrist" 2009, Lars von Trier

Una vez que se ha fundido el último plano de “Anticristo”, una leyenda nos avisa de que la película está dedicada al cineasta Andréi Tarkovski. Desde luego, Lars von Trier demuestra tener sentido del humor. Porque cuesta imaginar un trabajo más alejado del genial director ruso que éste, y porque es muy difícil tomarse “Anticristo” en serio. Resulta tan exagerada, que las interesantes premisas del argumento se van deshinchando según avanza el metraje, al mismo tiempo que la trama desaparece por completo para convertirse, únicamente, en un catálogo de escenas desagradables vacías de todo contenido. El distanciamiento del espectador respecto a lo que ve en la pantalla se produce sin remedio cuando el film quiere impresionar por todos los medios, y para ello no duda en recurrir a los trucos necesarios del género de terror hasta llevarlos a lo más lejos. Von Trier ha buscado siempre subvertir los diferentes géneros, ya lo hizo y con buenos resultados con el musical, el melodrama o el policíaco. Por eso, el terror parecía un terreno abonado para que el autor danés diese rienda suelta a sus obsesiones y nos deleitara con un ejercicio personal y sorprendente. Desde luego que “Anticristo” lo es, el problema es que carece de un guión al que agarrarse, un hecho imperdonable tratándose del escritor de “Rompiendo las olas” y “Dogville”. Es de alabar, una vez más, el riesgo y la evidente falta de prejuicios. Es de lamentar la carencia de exigencias y lo poco en serio que se toma el autor una película, por otro lado, enterrada por la seriedad. Ni siquiera las esforzadas interpretaciones de Charlotte Gainsbourg y Willem Dafoe logran resolver una película que hace añorar mejores tiempos en la carrera de von Trier.