Origen. "Inception" 2010, Christopher Nolan

Siguiendo la estela de películas como "Matrix" o "Línea mortal", Christopher Nolan escribe, dirige y produce "Origen", su trabajo más ambicioso hasta la fecha, un aparatoso ejercicio visual y narrativo que conjuga lo sofisticado de la ciencia ficción con el clasicismo del cine policíaco y de espías, en una suerte de pastiche en el que se amalgaman multitud de referencias. En un afán por rizar el rizo, Nolan construye y deconstruye el relato dificultando el entendimiento de la trama y la empatía por los personajes, afectados por un exceso de solemnidad, lo que lastra su credibilidad y la del conjunto. Nolan no puede reprimir su natural impulso hacia lo pretencioso, olvidando cualquier atisbo de humanidad o frescura. Todo resulta frío y diseñado hasta el detalle para sorprender al espectador, tanto, que la sorpresa pierde efectividad. Por eso conviene no caer en la trampa del director y escapar de los complicados laberintos de sueños y apariencias que enredan la historia, para abandonarse a la contemplación de su atmósfera, sin duda lo más destacable del film, y al circo de tres pistas que suponen sus imágenes. Para disfrutar de "Origen" es necesario obviar su filosofía de tocador y su vocación de autoayuda. La escritura de Nolan hubiese requerido, una vez más, mayor concisión y ser despojada de la hojarasca artificiosa y pretendidamente profunda a la que aspira, porque las películas rupturistas e innovadoras lo son por su propia naturaleza, y no por programación, algo de lo que adolece "Origen" y que tal vez un Christopher Nolan con mayores restricciones presupuestarias hubiese solventado a fuerza de ingenio (tal y como hiciera en la estupenda "Memento"). La película es, en definitiva, una llama carente de chispa, un diamante sin brillo. Es innegable que la trama y el desarrollo de "Origen" se siguen con interés, pero al final queda la sensación de que tras el estruendo de los cohetes y de los fuegos artificiales, sólo queda el humo.
A continuación, el cortometraje de un Nolan que entonces soñaba con dirigir su primera película, allá por el año 1997, con el título de "Doodlebug". Los admiradores del director podrán reconocer su fijación por los ambientes opresivos y por los juegos espacio-temporales, un tema que desarrollaría a gran escala en películas como "Memento" u "Origen". Es un trabajo de iniciación, lo que le otorga cierto encanto amateur aliñado con un final sorpresa tan del gusto del autor.