El portero de noche. "Il portiere di notte" 1974, Liliana Cavani

Uno tiende a valorar películas como ésta más por su carácter subversivo y su vocación iconoclasta que por sus condiciones meramente cinematográficas. Y no es de extrañar, porque el material que maneja Cavani es tan sorprendente que, de alguna manera, engulle cualquier apreciación, incluso las negativas. Es en este apartado donde "El portero de noche" acumula los dejes que hicieron más daño al cine durante los años setenta: zooms inútiles, exceso de protagonismo de la cámara y una trascendentalidad mal digerida. Aún así, lo peor es el maniqueísmo de los personajes antagonistas, un catálogo caricaturesco de lugares comunes que palidecen frente al esforzado trabajo de la pareja interpretada por Dirk Bogarde y Charlotte Rampling. Una cuidada fotografía y una hermosa música ayudan a dar empaque al conjunto, en definitiva una película a la que hay que alabar su valentía y su falta de prejuicios. En ella crece la semilla de importantes obras posteriores como "La muerte y la doncella" o "La pianista". En resumen y por no desvelar argumentos: un fastuoso guiñol sobre la crueldad.