La vida útil. 2010, Federico Veiroj

Resulta difícil para el cinéfilo vocacional permanecer ajeno al influjo breve y sencillo de esta película. Y eso que “La vida útil” hace méritos para mantenerse alejada del espectador, tal es la aridez y lo parco del relato. Planteada como un ejercicio de minimalismo, la historia sigue los pasos de uno de los encargados de la cinemateca de Montevideo cuando la institución vive sus peores momentos. En ese sentido, la película funciona como una loa a la precariedad, lo que termina impregnando cada imagen del film: rodada en blanco y negro con una producción espartana, el eco de Jim Jarmusch y de Aki Kaurismäki resuena en algunos rincones de “La vida útil” apuntando, más que estableciendo, las comparaciones. Porque Federico Veiroj poco tiene que ver con el cineasta norteamericano y con el finlandés, a pesar de que comparte con ellos cierto gusto por la contemplación y por dotar de contenido los tiempos muertos de sus películas. La diferencia es que Veiroj carece de esa dialéctica del hastío a la que aspira “La vida útil” y no consigue transmitir la sensación de devenir que el film demanda para no terminar siendo, en sí mismo, aburrido.
El resultado tiene una apariencia en exceso amateur, y a pesar de las buenas intenciones y del interesante planteamiento de la historia, Veiroj cae víctima de su propia alegoría hasta completar una película que parece siempre incompleta, al borde del esbozo. Sin embargo, el principal problema de “La vida útil” es la improbable empatía con el personaje protagonista. Y no es que Jorge Jellinek no sea un buen actor, que no lo es, sino que la morosidad del tono del film contrasta mal con cierta tendencia a la sobreactuación que padece Jellinek. Este y otros impedimentos hacen de “La vida útil” una película fallida que, paradójicamente, el cinéfilo convencido seguirá con interés hasta el final esperando una mejoría que llegará, pero demasiado tarde. En el último tercio del film la narración eleva el vuelo y “La vida útil” se vuelve de verdad útil, pero para entonces quedan demasiadas esperanzas frustradas por el camino tras un corto pero decepcionante metraje.