Cuerno de cabra. “Kozijat rog” 1972, Metodi Andonov

Producción búlgara que en su día consiguió cierta repercusión internacional y que con el tiempo se ha convertido en una película de culto. “Cuerno de cabra” tiene motivos para serlo, por la crudeza de lo que cuenta y por la forma adusta y seca de contarlo.
Ambientada en la Bulgaria rural del siglo XVIII, el primer acto del guión se centra en la violación y muerte de la mujer de un pastor de cabras a manos de un grupo de desalmados. La hija es testigo del horror. El costumbrismo que deviene en tragedia se transforma, en el segundo acto, en la historia de una venganza. El pastor adiestra a María, la hija ya crecida, para que adopte apariencia y actitudes masculinas, enfocadas en ajusticiar a los agresores de su madre. Uno a uno van recibiendo su castigo hasta que María, en el tercer acto, se enamora de un hombre y comienza a mostrar recelos a la hora de terminar con la misión encomendada por el padre. La película plantea con ello cuestiones morales que son sugeridas más que evidenciadas por el director, Metodi Andonov, ya que “Cuerno de cabra” es un film parco en diálogos, cuya elocuencia queda implícita tras sus violentas imágenes.
En esta ocasión el blanco y negro no estiliza ni añade retórica alguna a la propuesta estética de Andonov, más que el verismo y cierta tendencia documental. Lamentablemente, la tosquedad del montaje y lo torpe en demasiadas ocasiones de la realización provocan una sensación de amateurismo que empobrece el resultado final. Aun así, el influjo brutal de la historia oculta y hace olvidar las debilidades de una película hecha con más vocación que medios y con mayor urgencia que esmero. Esto es algo que se debe valorar, a pesar de los inconvenientes referidos al maniqueísmo y falta de profundidad de los personajes, en especial de los antagonistas, de los que apenas conocemos más que su condición de malvados. Además, lo moroso de las situaciones y de las informaciones que hacen avanzar el relato impide cierta fluidez narrativa, con un desarrollo que padece trompicones y arritmias, pero que no obstante obliga al espectador a sentirse interesado por cuanto sucede en la pantalla, que sin duda es de hondo y doloroso calado.