Tournée. 2010, Mathieu Amalric

El actor, guionista y director Mathieu Amalric realiza un honesto homenaje al mundo del music-hall retratando sus glorias y sus miserias desde una perspectiva impresionista. El guión de “Tounée” rehúye todos los convencionalismos y construye su argumento a base de retazos, alternando la rutina de una compañía de cabaret en gira por la costa francesa y las andanzas de su promotor a la búsqueda de una sala donde poder actuar en París, la meta soñada e inalcanzable. Tampoco los personajes caen en el tópico ni se limitan a representar un cliché, sino que resultan humanos dentro del extrañamiento que impregna la película.
El tono que adopta “Tournée” es el de un realismo insomne y en tránsito, capaz de reflejar en la pantalla con conmovedora verdad la vida breve de los hoteles de madrugada, el devenir de los trenes, la espera entre bambalinas del próximo número. Los escasos planos del público traslucen la voluntad de Amalric de situar su cámara junto a las chicas del New Burlesque, de seguir sus pasos y adoptar su punto de vista sin distraerse en detalles ni elementos que enturbien el cuadro costumbrista que “Tournée” ofrece.
El espíritu agridulce y melancólico que atraviesa la película evita cualquier atisbo de sensiblería. Amalric tiene buen cuidado de no hacer concesiones y se muestra siempre respetuoso con sus criaturas, dejando patente que a ambos lados de la cámara hay alguien que conoce el oficio de actor. Tan solo se reserva cierta crueldad con su propio personaje, un individuo que acumula integridad y hábitos compulsivos, rabia, desesperación y dulzura. Una encarnación perfecta en la que Amalric se deja la piel y convierte a “Tournée” en un juego de realidad y representación, una película triste y vitalista, hermosa, sincera y brillante como las lentejuelas bajo los focos de un escenario.