Mommy. 2014, Xavier Dolan

¿Es posible hablar de Xavier Dolan sin referirse a su corta edad y a la aureola de genio irreverente que le acompaña desde su primera película? ¿Afecta esto a la percepción que se tiene de su cine? Probablemente sí, por eso conviene acercarse a la obra del director canadiense con la mirada libre de prejuicios y alabanzas, dos palabras presentes a lo largo de su filmografía.
Mommy es el quinto trabajo de Dolan y la continuación de sus obsesiones en torno a las relaciones familiares y la búsqueda de libertad. La historia de una mujer viuda que debe hacerse cargo de su hijo quinceañero, hiperactivo y con déficit de atención, podría haber dado lugar a un docudrama convencional en manos de un cineasta sin las ínfulas de autor que posee Dolan. Es precisamente su capacidad para intensificar el momento y para hacer que lo difícil parezca difícil lo que dota su cine de singularidad.
Además está el compromiso que adquiere de sus actores y el acabado técnico, ejes fundamentales sobre los que se sostiene Mommy. Anne Dorval, Suzanne Clément y el debutante Antoine Pilon se muestran plenamente entregados con sus personajes, en medio de un torbellino dramático en el que giran multitud de sensaciones con un denominador común: la verdad. Los tres intérpretes hacen creíbles los excesos a los que deben enfrentarse y contribuyen a que el film se siga con interés, más allá de lo extendido del metraje. Los 150 minutos de duración resultan premiosos y evidencian una necesidad de síntesis que hubiese redondeado el conjunto, afectado por cierta indefinición narrativa y un final complaciente. No por que el desenlace sea feliz en el sentido estricto del término, sino porque su carga alegórica se hunde en la obviedad.
Las escenas musicales con las que Dolan oxigena la película rompen el formato de pantalla de 1/1, semejante al de un teléfono móvil grabando en posición vertical. Este pequeño recuadro encierra a los personajes impidiéndoles compartir el mismo plano, lo que refuerza la idea de incomunicación y soledad. Es probable que sea la primera película filmada así hasta el momento, una decisión arriesgada que demuestra que la forma da sentido al contenido, y viceversa. Porque Mommy trata sobre la dificultad de las relaciones personales en situaciones adversas, con personajes que luchan contra un destino impuesto y tratan de encontrar vías de expresión y desarrollo. Xavier Dolan podría haber contado esto sin dar tantos rodeos ni cargar las tintas, sin embargo, hubiese sido otra película diferente a Mommy. Menos carismática y menos suya.