Un día perfecto. "A perfect day" 2015, Fernando León de Aranoa

Hace veinte años, las aguas tranquilas del cine español se vieron agitadas por una nueva generación de autores que irrumpió con ganas de chapotear y de lanzarse a nadar sin guardar la ropa. Nombres como los de Alejandro Amenábar, Isabel Coixet, David Trueba, Gracia Querejeta, Daniel Calparsoro, Julio Medem, Juanma Bajo Ulloa, Icíar Bollaín, Mariano Barroso, Daniel Monzón, Javier Fesser...
Uno de los directores más destacados de aquella camada surgida durante los años noventa fue Fernando León, quien tras debutar con la ingeniosa comedia Familia, se reveló como un autor comprometido en Barrio y Los lunes al sol. Tutelado bajo la producción de Elías Querejeta, León de Aranoa consiguió importantes galardones en los festivales de San Sebastián y Valladolid, además del favor de la crítica, el aplauso del público y algunos premios Goya que reconocieron su labor como director y guionista. En el año 2005 interrumpió su asociación con Querejeta para asumir la producción de Princesas, drama que incidía en el contenido social de sus anteriores películas. Esta palabra, social, le ha acompañado desde el inicio de su carrera despertando la admiración de unos y el recelo de otros. España es un país que tolera mal el éxito, y el idilio que hasta entonces había mantenido León de Aranoa con la taquilla y los medios comenzó a resquebrajarse. El tiempo transcurrido entre rodaje y rodaje se espaciaba ante la dificultad de encontrar financiación, y su siguiente película, Amador, apenas concitó ningún interés y pasó desapercibida a pesar de sus méritos. Durante los últimos años, León de Aranoa ha desarrollado su faceta literaria mientras preparaba su primer largometraje con vocación internacional, Un día perfecto.
Filmada en inglés con actores de la talla de Benicio del Toro y Tim Robbins, Un día perfecto supone un punto de inflexión en la carrera del director. Nunca antes había adaptado una novela, ni había situado la acción fuera del país. El libro de Paula Farias Dejarse llover sirve como base para elaborar una comedia negra con importantes dosis de crónica y de denuncia. El argumento relata las complicaciones que encuentran los trabajadores humanitarios para operar sobre el terreno en los Balcanes. Una tierra castigada por la guerra, donde la muerte se vuelve cotidiana y lo excepcional es encontrar una cuerda para sacar el cadáver de un pozo, por ejemplo. Los protagonistas provienen de Puerto Rico, Francia, Rusia, Estados Unidos... un elenco cosmopolita que suma a los rostros de Robbins y del Toro los de Olga Kurylenko, Mélanie Thierry y Sergi López, entre otros. Al frente, Fernando León vuelve a demostrar su capacidad para dirigir actores y su habilidad para construir personajes bien definidos, dotados de diálogos naturalistas y certeros.
Lo curioso de Un día perfecto es que tratándose de una película ambientada en una zona de conflicto bélico, no contiene explosiones ni disparos. León de Aranoa centra el relato en los personajes y deja que la guerra se asome como parte del paisaje. Lo que no significa que carezca de nervio. La planificación es dinámica y rica en angulaciones, magnificada por el montaje de Nacho Ruiz Capillas. El apartado técnico responde a la perfección a las exigencias del rodaje, de igual manera que el equipo artístico solventa los retos de la narración. Se trata de dos disciplinas bien conjuntadas a las que el director sabe trasladar su criterio, que no es otro que el de entretener informando. Fernando León ha resuelto la difícil prueba de expandir sus horizontes físicos y artísticos, abriendo nuevas posibilidades en su filmografía y ofreciendo con esta película uno de los más lúcidos ejemplos del absurdo de la guerra y del sacrificio de personas anónimas que luchan por restablecer algo de humanidad donde parece que ya no queda.
A continuación, una reveladora entrevista en la que Fernando León repasa algunas de las claves de su cine, cortesía del canal TCM. Una pequeña master class apta para expertos e iniciados: