Matinee. 1993, Joe Dante

Joe Dante tuvo su época de gloria durante los años ochenta, cuando el nombre de su padrino cambió de Roger Corman a Steven Spielberg. Bajo la sombra del "Rey Midas de Hollywood" dirigió Gremlins y El chip prodigioso, películas que le situaron en la misma terna de otros cineastas de éxito como Robert Zemeckis o Barry Levinson. Sin embargo, Dante no conoció la misma suerte que éstos y el brillo de su estrella se fue apagando con el transcurso del tiempo. Su propensión al fantástico y a la comedia le relegó muy pronto al cajón de las películas de serie B y a las producciones televisivas, convirtiéndose en un fetiche para los amantes del género y en la viva encarnación de un pretérito perfecto. A pesar de todo, pudo firmar otros títulos estimables, entre los que Matinee ocupa un lugar especial.
Dante despliega su cinefilia en este divertido homenaje a los films que marcaron su vocación de juventud. Y lo hace a través de uno de los personajes más estrafalarios de la época, William Castle. Matinee se inspira en la figura del director y productor para elaborar el retrato del protagonista, interpretado por John Goodman en plenitud de facultades. El actor vierte todo su carisma por cada rincón de la película y la llena de entusiasmo, en medio de un reparto mayoritariamente infantil. Matinee destila amor por el cine y añoranza por una edad en la que los sueños parecían posibles... y también las pesadillas. Porque la acción sucede en un pequeño pueblo de la bahía de Florida, en plena crisis de los misiles en Cuba. La paranoia nuclear y los coletazos del anticomunismo dan coartada al argumento, lleno de situaciones hilarantes narradas con fluidez y oficio.
Ésta es con probabilidad la película más personal de Dante, su confesión como cineasta y como artesano del terror. Pese a las dificultades de la financiación, Matinee sabe aprovechar hasta el último centavo para reproducir la estética de 1962 con un pie en la caricatura y otro en el realismo. Los decorados, el vestuario, la peluquería... son elementos que se ven magnificados por la fotografía colorista de John Hora en el último de los trabajos que compartió con Dante. Otro de sus colaboradores habituales, Jerry Goldsmith, firma la banda sonora condimentada con canciones añejas, un paisaje musical dibujado con nostalgia pero sin melancolía. Al contrario, Matinee es un delicioso divertimento que demuestra las dotes narrativas de Joe Dante, un cineasta que pudo haberse parecido a William Castle si Spielberg no se hubiese cruzado en su carrera. Cine sobre el cine, desde el cine, mediante el cine... y un montón más de hermosas preposiciones.