Impulso. 2017, Emilio Belmonte

Documental que refleja el proceso creativo de Caída del cielo, el espectáculo que la bailaora y coreógrafa Rocío Molina continúa representado por medio mundo tres años después de su estreno. Como es habitual dentro del género de películas que mezclan lo vital con lo profesional, Impulso hace un retrato de la artista a través de su obra, sin que se sepa a ciencia cierta dónde termina una cosa y empieza la otra.
El director Emilio Belmonte sigue los ensayos, las actuaciones y también los escasos momentos de descanso que Molina comparte con sus compañeros de proyecto, un grupo de músicos que dejan la impronta de su carácter en el film. La cámara de Impulso asiste como un integrante más de la formación, logrando capturar la intimidad y la épica de cada instante, a través de imágenes de gran belleza plástica. Con un equipo mínimo y el ojo siempre diestro para el encuadre, Belmonte consigue esquivar las convenciones del making of y completar un documental bello por dentro y por fuera: deja entrever el vasto potencial de la protagonista y, también, ofrece una sencilla reflexión acerca de la práctica del arte. Todo por medio del baile, una disciplina propicia para la pantalla por su naturaleza cinética y sus posibilidades expresivas.
Merece la pena acercarse a esta producción franco-española filmada en ambos países y que supone el primer largometraje de Emilio Belmonte, tras haberse curtido en televisión. Además de las evoluciones que conducen a Caída del cielo, la película recoge algunos pasajes de otro espectáculo de Rocío Molina basado en la improvisación, todo ello grabado y montado con habilidad. En conjunto, Impulso es una fabulosa exhibición de duende y talento que transforma cada plano en un lienzo en movimiento, un escenario donde se representan la vida, el oficio de la danza y lo que hay en medio.