Si alguien ejemplifica a la perfección la lucha del hombre contra los elementos, ese es sin duda Buster Keaton. Prueba de ello es "El Navegante", una comedia que mantiene la estructura clásica basada en la sucesión de gags es un entorno determinado - el barco que da título a la película - para alcanzar un objetivo romántico que en un principio parecía imposible. Keaton elabora como nadie este tipo de comedias a través de una realización prolija y efectiva, siempre al servicio de la acción, un ritmo perfectamente medido y una dirección de actores que se concentra en su propio rostro y en el de Kathryn McGuire, una actriz que asume el reto de completar cada uno de los gags de Keaton sin palidecer ante el talento tranquilo y arrollador de su compañero. "El Navegante" es un magnífico divertimento, el ejemplo de que frente a la ausencia de diálogos, hubo una época en la que bastaba con la elocuencia de las imágenes.