Resultará muy interesante recuperar esta película transcurridos unos cuanto años. Porque "La red social" funciona como una fábula moderna sobre mitos antiguos, a modo de drama acerca del poder y del efecto que causa en quienes lo detentan, a la vez que supone una lúcida y certera crónica de su tiempo. Tomando como base el libro "Multimillonarios por accidente", que relata los avatares de los creadores de Facebook, David Fincher es capaz de retratar el repentino cambio de paisaje que las nuevas tecnologías han propiciado a principios del siglo XXI en lo que a relaciones sociales se refiere, la revolución tecnológica de internet y su incidencia en las personas. En ese sentido, "La red social" cumple sus objetivos. En los demás también, porque resulta a ratos divertida, a ratos emocionante y siempre muy entretenida, todo por obra y gracia de un guión bien construido y bien rodado por un director que parece alejarse ocasionalmente de las concesiones a la taquilla para elaborar un trabajo pulcro y exigente. Bien es verdad que hay elementos disonantes (el videoclip de la competición de remo o la afectación de algunas interpretaciones) pero la buena elección del actor protagonista, Jesse Eisenberg, es también responsable de que "La red social" se siga más que con interés, con fascinación.