Cartas al padre Jacob. “Postia Pappi Jaakobille” 2009, Klaus Härö

De la misma forma que existen novelas y existen relatos, que hay pinturas y dibujos, también nos encontramos películas que funcionan como cuentos. No tiene que ver con el formato ni con la temática, ni siquiera con las ambiciones de su autor, sino más bien con el espíritu de la obra. “Cartas al padre Jacob” es un cuento en el sentido clásico del término y en la manera en la que se ilustra en la pantalla: sin distraerse en nada que no sea esencial para la historia, convirtiendo los detalles en prioridades narrativas, y potenciando los pocos elementos de la película con la urgencia de lo inmediato, de la comunicación directa y sin rodeos con el espectador.

Una reclusa indultada, que carga con el peso a cuestas de su pasado. Un anciano cura que se ha quedado ciego. La correspondencia que mantiene el cura con sus feligreses, y para la que precisa los servicios de la mujer recién liberada. El cartero que trae las cartas. Con estas pinceladas se completa el paisaje naturalista de “Cartas al padre Jacob”, una hermosa pieza de cámara cuyos elementos descriptivos, decorados y situaciones adquieren el peso dramático de quien sabe leer entre líneas y sugerir más que mostrar. El director Klaus Härö sabe hacerlo mediante una rica y elocuente sucesión de imágenes que no elude el refinamiento formal, creando un fascinante equilibrio dialéctico entre intimidad y drama, entre emoción y contención. La buena labor de los actores y del equipo técnico, desde la fotografía hasta la banda sonora (tanto musical como de ambiente) cumplen a la perfección con el tono de cuento triste y redentor, emotivo, sencillo y de hondo calado como es “Cartas al padre Jacob”. Una producción finlandesa que por su vocación de intemporalidad y por sus riesgos bien asumidos, tiene la capacidad de seducir a públicos de cualquier latitud, en uno de esos raros y maravillosos ejemplos que demuestran que no hace falta contar con demasiados elementos, con un gran metraje o con un presupuesto abultado para conseguir un resultado más que satisfactorio, emocionante.