Arrugas. 2011, Ignacio Ferreras

La vejez es un territorio abonado al sentimentalismo, el cine ha dado buena muestra de ello a lo largo de su historia. Si además incluye la enfermedad entre sus temas y, más concretamente, el Alzheimer, conviene estar precavido ante el previsible derroche de lágrimas. Por eso una película como “Arrugas” debe ser tenida en cuenta con seriedad, como cine adulto y consecuente con lo que relata: el día a día en un asilo a través de los ojos de un anciano que comienza a padecer los síntomas de tan terrible afección.
El espectador puede bajar la guardia, porque no hay en esta película honesta y sencilla -que no simple- atisbo alguno de sensiblería ni de agresión sentimental. Al contrario, la adaptación del cómic de Paco Roca se presenta en la pantalla como un prodigio de contención dramática y de rigor narrativo, sin eludir por ello la comedia ni los apuntes oníricos que, lejos de endulzar la trama, la complementan con lucidez, con inspiración.
Arrugas” aborda la complejidad de la tercera edad valiéndose del microcosmos de una residencia de ancianos, pero lo hace desde la atención y el detalle. Así, el temblor de una hoja en el cristal puede adoptar un carácter simbólico que esquiva las pretensiones. Esa es la grandeza de este film de animación que supone el debut en el largometraje de Ignacio Ferreras, un director que demuestra madurez a la hora de retratar lo cotidiano desde el extrañamiento, lo general desde lo particular.
Los dibujos de “Arrugas” son de una eficaz sencillez, acorde con el tono de la historia, aunque en ocasiones se ven enturbiados por movimientos de cámara mal resueltos. Se trata de un afán innecesario por introducir elementos visuales próximos al cine de imagen real, como son las correcciones de encuadre o cierta desestabilización de la cámara, que aspiran a la verosimilitud pero se quedan en el simulacro, en el artificio mecánico. Esta es la única sombra que se puede arrojar sobre una película que consigue buenos resultados con pocos medios, y que alcanza la emoción desde la sobriedad y el comedimiento. Ojalá no se convierta en una excepción dentro de un panorama, el de la animación en España, que tiene ya en “Arrugas” un referente inevitable.
A continuación, “Cómo enfrentarse a la muerte”, un sorprendente cortometraje de animación del año 2002 en el que Ferreras dejaba patente su interés por los personajes maduros. Que lo disfruten.