20.000 leguas de viaje submarino. "20,000 leagues under the sea" 1954, Richard Fleischer

La década de los cincuenta fue especialmente fructífera en la carrera de Richard Fleischer. Además de consolidarse como un director ecléctico y habilidoso gracias a películas del calibre de "Asalto al coche blindado" o "Los vikingos", comenzó a ser requerido por los grandes estudios para llevar a cabo ambiciosas producciones. Uno de estos estudios fue Disney, que por aquel entonces buscaba expandir su hegemonía en el cine de animación y copar también el mercado de las películas familiares con actores de carne y hueso. Para ello continuó adaptando clásicos de la literatura ("La isla del tesoro", "Robin Hood") y contratando estrellas y directores del talento de Fleischer. El nombre de este cineasta se impuso como la mejor opción para llevar al cine una de las novelas más conocidas de Julio Verne: "20.000 leguas de viaje submarino". No se equivocaron.
Para traducir en imágenes el rico universo del original literario, Fleischer retoma la iconografía de los grabados del siglo XIX y les añade las posibilidades expresivas del Technicolor. El resultado alcanza grandes cotas de belleza y plasticidad, no sólo por la fotografía de Franz Planer sino también por el diseño de producción, muy inspirado en lo referente a decorados y vestuario. La creatividad del submarino Nautilus y de todos sus componentes son un prodigio difícil de olvidar. La película acaricia los ojos y exhibe un acabado formal impecable, en el que la puesta en escena juega siempre en favor del relato y la evolución de los personajes.
Los actores cumplen de sobra su cometido de dotar de emoción a la historia. James Mason establece la versión canónica del capitán Nemo, a quien otorga su romanticismo circunspecto. Todo lo contrario que Kirk Douglas, pura energía en su encarnación del arponero Ned Land. Paul Lukas y Peter Lorre completan el reparto principal de esta película que marca todo un referente dentro del cine de aventuras, un espectáculo que tiene la virtud de introducir espacios para la reflexión dentro de su armazón narrativo. Y es que el guión no elude las cuestiones ecológicas ni pacifistas que el capitán Nemo interpreta bajo su óptica particular, unos planteamientos que lejos de entorpecer la trama, la llenan de profundidad.
Todos estos elementos son organizados en la pantalla con gran dinamismo y sentido visual, demostrando que además de un director concienzudo, Richard Fleischer tenía dotes para la producción. En definitiva, "20.000 leguas de viaje submarino" es uno de los acercamientos más felices del cine a la obra de Verne, una película que obra el milagro de derribar cualquier muro generacional y de hacer disfrutar por igual a grandes y pequeños.
A continuación, una bonita selección de fotografías del rodaje con el acompañamiento musical que Paul Smith compuso para la película. En estas imágenes queda constancia de que hubo un tiempo en el que los efectos especiales eran hechos por artesanos que dominaban el oficio de construir maquetas, mucho antes de la implantación de los ordenadores y de la tecnología digital: