Belinda. "Johnny Belinda" 1948, Jean Negulesco

Jean Negulesco quiso ser recordado como un director de actrices. Las películas que hizo con Lauren Bacall, Ida Lupino o Marilyn Monroe ayudaron a empujar sus carreras, siendo Jane Wyman una de las más agraciadas. No en vano, el papel de campesina sordomuda que encarnó en Belinda le proporcionó un premio Oscar y el prestigio de sus compañeros de profesión. Para Negulesco, la película supuso su consagración como autor de dramas estilizados que apelaban directamente a la emoción del público.
Belinda narra la relación entre un médico rural y una joven discapacitada que ha vivido siempre al margen de los demás. El escenario de una pequeña localidad de Nueva Escocia envenenada por los prejuicios marca el destino de los personajes, dotando a la historia de un fuerte contenido moral. Negulesco se sirve de la obra de teatro de Elmer Blaney para describir cómo los conflictos sociales se mezclan con los sentimentales, difuminando la frontera entre el instinto y la razón.
El guión sale favorecido de su trasvase a la pantalla. Negulesco demuestra poseer un depurado sentido estético que aprovecha los movimientos de cámara y la profundidad de campo para enriquecer la puesta en escena. La fotografía en blanco y negro de Ted McCord resulta decisiva a la hora de crear atmósferas y de lograr que la luz participe del relato. Pero los méritos de Belinda no son sólo visuales. A la esmerada interpretación de Wyman se suma la de Lew Ayres, dando vida al doctor, y la de dos valores seguros: Charles Bickford y Agnes Moorehead. Como en tantas otras ocasiones, les toca lidiar en Belinda con personajes ariscos de marcado carácter que ambos resuelven con destreza. 
Es justo destacar la banda sonora de Max Steiner, mucho más que un mero acompañamiento musical. El compositor realiza un derroche de capacidad sinfónica que dota a la película de belleza y expresividad, atendiendo al desarrollo de la trama. Es evidente que la sabiduría de Jean Negulesco consiste en acompañarse de buenos colaboradores que hacen de Belinda una película destacable, más allá del respaldo de un estudio del calibre de Warner Bros. En definitiva, se trata de aplicar la fórmula del Hollywood clásico: talento, medios y trabajo.
A continuación, una escena del film que ilustra todo lo dicho anteriormente. El momento en el que Belinda muestra por primera vez su capacidad de comunicarse mediante el lenguaje de signos: