Janis: Little Girl Blue. 2015, Amy Berg

La vida de Janis Joplin ha sido narrada con tal profusión de detalles que es difícil encontrar información nueva y puntos de vista diferentes a los ya conocidos. El valor del documental Janis: Little Girl Blue es precisamente el de arrojar algo más de luz sobre una de las biografías más desgarradoras y apasionantes de la música popular del siglo XX.
La realizadora Amy Berg cuenta para ello con los testimonios de antiguos colaboradores, familiares y amantes. Un desfile de rostros ordenado para construir un discurso en común, el relato de una tigresa que nunca dejó de ser una pequeña chica triste. Esta es al menos la idea principal que defiende la película, identificar a Joplin como un personaje lleno de aristas y contradicciones.
Berg maneja un nutrido archivo de imágenes de la época, algunas de ellas hasta ahora desconocidas. Conciertos, entrevistas, grabaciones amateurs, programas de televisión... se intercalan en la pantalla como piezas de un mosaico que se va completando a medida que avanza el metraje. El aspecto más novedoso es la lectura de las cartas que Joplin remitió a su familia en la voz de Cat Power. Por lo demás, la película no depara grandes sorpresas. El tono predominante es lo bastante correcto como para no entrar en experimentaciones ni ejercicios audaces. Da la sensación de que Berg haya querido acceder a un público amplio, evitando hurgar en el fango o enturbiar la ya de por sí intensa vida de la cantante. No es que el film ofrezca una visión edulcorada, pero tal vez algo más de riesgo hubiese añadido contundencia al resultado final.
Janis: Little Girl Blue es hasta la fecha el documental definitivo sobre la artista. Un trabajo hecho desde el respeto y la admiración, que interesará tanto a los melómanos como a los que se quieren asomar al abismo de una personalidad siempre al filo de sus posibilidades. Amy Berg esboza también el paisaje de los años sesenta, la eclosión del rock, la experiencia con las drogas, los derechos sociales... una década fascinante que tuvo en Janis Joplin a una de sus más carismáticas figuras. En definitiva, el retrato necesario de una estrella que brilló con fulgor y que se apagó demasiado pronto.