Mother! 2017, Darren Aronofsky

Darren Aronofsky es el perfecto guía para adentrarse en territorios alejados de la comodidad y el sosiego. Sus películas sitúan a los personajes frente a los límites que separan la razón de la locura, el bien del mal, lo real de lo imaginario... Ya sea la bailarina cegada por la ambición de Cisne negro, el veterano protagonista que busca redimirse en El luchador, o el matemático aquejado de lucidez de Pi, todos ellos comparten un dolor sobrehumano que les enfrenta a sus propios fantasmas y del que saldrán purificados (aunque no necesariamente vivos). El último jalón de este tortuoso camino lo representa Mother!, una de las películas más arriesgadas y que mejor ilustra el universo de Aronofsky.
El guión original del film rinde tributo a un género de películas que supusieron un revulsivo en el cine de los años sesenta y setenta, auténticos zarpazos para los espectadores bienpensantes como Perros de paja, La jauría humana, El quimérico inquilino y, sobre todo, La semilla del diablo. Estos dos últimos títulos, firmados por Polanski, ejercen una gran influencia sobre Mother! en cuanto a la percepción de la comunidad como algo extraño y peligroso (lo que explica la alienación de los personajes principales), y el reconocimiento del subconsciente como una guarida que termina convirtiéndose en amenaza. La historia tiene un planteamiento teatral por su unidad de espacio: una casa rehabilitada en medio del campo, y de personajes: un matrimonio con cierta diferencia de edad. Ella se dedica a reformar la vivienda, según sus propias palabras "a construir un paraíso". Él también se encuentra en mitad de una construcción, la de su obra poética alabada por los lectores pero paralizada por el bloqueo creativo. La relación entre ambos es tensa y fría, hasta que una noche reciben la visita inesperada de un cirujano que no encuentra donde alojarse. La irrupción de este extraño alterará para siempre la convivencia en la casa, un escenario que guarda, por otra parte, una particular simbiosis con sus habitantes. Mother! es un drama de terror con connotaciones del teatro de la crueldad de Artaud y de las películas pertenecientes al subgénero de casas encantadas, ingredientes que deparan una experiencia más que intensa, sobrecogedora.
Conviene no revelar demasiado de la trama, porque Mother! cuenta con importantes giros narrativos y efectos sorpresa que Aronofsky resuelve apelando a la complicidad del público. Hay que advertir que no se trata de una película que pueda complacer con facilidad, al contrario, el director persigue remover en sus butacas a los espectadores incautos, incluso molestarles. El hecho de que lo consiga constata las virtudes de una película con vocación kamikaze, que juega con el simbolismo y que lo apuesta todo a la interpretación de los actores. La pareja encarnada por Jenniffer Lawrence y Javier Bardem extrae oro puro de unos personajes de enorme dificultad, los cuales deben amortiguar los excesos que contiene el relato mediante recursos gestuales y una humanidad a priori imposible. Lawrence carga con mayor responsabilidad, ya que Mother! adopta el punto de vista de su personaje, una prueba de fuego que la actriz desarrolla con virtuosismo y que se ve amplificada por sus compañeros de reparto, entre los que destacan los veteranos Ed Harris y Michelle Pfeiffer.
Mother! también luce sus aciertos técnicos con inspiración y sentido de la plasticidad, adaptando las herramientas técnicas a las exigencias narrativas. Aronofsky vuelve a contar con Matthew Libatique, su director de fotografía habitual, para crear la atmósfera adecuada en todo momento y dotar de vida el decorado único de la casa. Sólo cabe lamentar cierto abuso de los trucos digitales para las escenas más oníricas, lo cual a veces disipa el aroma retro que pretende evocar el conjunto. Pero si hay un aspecto que sobresale de manera evidente es el diseño sonoro, un auténtico festín para los oídos atentos que podrán apreciar los matices como si fuesen las notas de una melodía. Tanto el montaje de imagen como el de sonido están cuidados con detalle y hacen de Mother! una experiencia que, si bien no resulta apta para todos los paladares, seducirá a los amantes de las emociones intensas y a todos aquellos espectadores que sepan atender la propuesta valiente, casi suicida, del indomable Darren Aronofsky. Ojalá que más allá de las extravagancias que desfilan por la pantalla, sepan discernir la alegoría del proceso creativo que envuelve al personaje de Bardem y las incertidumbres del amor y de la vida en pareja que subyacen en el argumento. Para bien o para mal, Mother! es una película inolvidable.