CANCIONES DEL SEGUNDO PISO. "Sånger från andra våningen" 2000, Roy Andersson

Tras la nula aceptación obtenida con Giliap en 1975, Roy Andersson interrumpe su trayectoria cinematográfica para centrarse en la publicidad. Tienen que transcurrir veinticinco años y varios cortometrajes para que el director vuelva a hacerse cargo de un largometraje, en el cual define el peculiar estilo que desarrollará en lo sucesivo. Canciones del segundo piso inicia la conocida como trilogía de la vida, un gran poema sobre el absurdo de la existencia y las contradicciones del hombre moderno que en su primera parte expone las incertidumbres propias del cambio de siglo, tomando como referencia los versos de Traspiés entre dos estrellas escritos por César Vallejo.

La película presenta los rasgos narrativos y estéticos del autor: escenas que se suceden huyendo de la continuidad convencional, filmadas en planos fijos y distanciados de los personajes, como cuadros que relacionan a las figuras con el escenario donde acontece la acción. Hay algo brechtiano en esta conciencia del espectador respecto a la imagen observada, una actitud que invita a la reflexión, aunque Andersson no propone ejercicios intelectuales en su cine. El director pone en práctica aquella frase de Juan Ramón Jiménez que decía: "Desconfiad de una poesía que, para gustar, tiene que ser analizada". Al igual que el resto de la filmografía de Andersson, Canciones del segundo piso es profundamente lírica sin necesidad de desciframiento, son situaciones que se explican por sí mismas, aunque todas guardan un misterio y están representadas bajo una atmósfera casi onírica. La clave es el humor. Humor negro y surreal, que no busca la risa unánime y sirve para amortiguar la derrota como concepto predominante.

Estos elementos confieren a la película una sensación hipnótica. Los planos que compone Andersson contienen profundidad de ideas pero también profundidad visual, ya que al permanecer estáticos deben ser leídos en toda su amplitud, con acciones que se suceden en diferentes términos. Se trata de una ilusión semejante al teatro que el director obtiene aplicando técnicas artesanales (fondos pintados, trucos de perspectiva) como se hacía en el cine del pasado. Estas y otras cualidades otorgan a Canciones del segundo piso un carácter intemporal, que escapa de las calificaciones y supone un género en sí mismo. El género Roy Andersson.

A continuación, uno de los temas compuestos por Benny Andersson para la banda sonora. La pieza tiene unos arreglos posteriores a la película elaborados por el propio músico con su formación, la Benny Anderssons Orkester. Relájense y disfruten: