O CORNO. 2023, Jaione Camborda

O corno comienza y termina con sendas escenas de alumbramiento. Un círculo cuya línea atraviesa la frontera entre dos países y traza el camino de una mujer, María, a principios de los años setenta. Ella ayuda a dar a luz en un pequeño pueblo gallego donde los nacimientos se producen en casa y los abortos son clandestinos. Jaione Camborda rueda ambas situaciones haciendo coincidir el tiempo real con el tiempo fílmico, centrándose en los rostros mediante primeros planos. Lo importante no es la acción en sí, sino las reacciones que tanto se parecen: el miedo, la incertidumbre, el dolor. Porque O corno trata sobre el dolor y los diferentes tipos de violencia que padecen las mujeres, ya sea institucional, laboral o sexual.

María está interpretada por Janet Novás, bailarina y creadora que debuta como actriz en esta película en la que muestra su dominio de la expresión corporal. Su personaje no necesita demasiados diálogos porque lo dice todo con la mirada, es su vínculo con lo que le rodea y la herramienta que emplea la directora para trabajar con los símbolos. Sirvan como ejemplo los dos momentos en los que María mira desde la ventana la figura de mujeres a las que teme parecerse: una es una portuguesa madura que se aleja ahogada de alcohol y de nostalgia, otra es una prostituta que sale a buscarse la vida tras dejar a su hijo en casa. Camborda va sembrando el metraje de analogías, algunas sutiles y otras evidentes, que podrían saturar de signos la narración si no fuera por la austeridad dramática y la contención en el tono.

O corno supera el peligro de caer en el exceso gracias al lirismo seco y contundente que aplica Camborda, primero desde el guion y luego mediante la puesta en escena. La película posee una capacidad de sugerencia que invita a participar al espectador, sin dar nada por hecho: el pasado de la protagonista, su sentimiento de culpa, su transformación... son incógnitas que el público desvela mediante pistas diseminadas en la trama. También la imagen contribuye a ahondar, con decisiones visuales que inciden en el relato, encuadres precisos y un montaje cronométrico que firma Cristóbal Fernández. Basta contemplar la larga secuencia del parto que abre el film, contada en planos cortos en los que intervienen distintos personajes, cada uno con un nivel de relación. La luz íntima de este decorado interior contrasta con la luz exterior de las siguientes escenas, natural y norteña, un trabajo de fotografía de Rui Poças que se complejiza en las partes nocturnas.

Siendo una película de presupuesto modesto hecha en régimen de coproducción, O corno proporciona a Jaione Camborda su consagración como cineasta, después de dirigir tres largometrajes en apenas cuatro años. Una obra que evita los temas fáciles y que sitúa a la mujer en el centro, poniendo cuidado en los detalles y en el acabado formal. Pero sobre todo, logrando convertir en universal una historia de arraigo local, que tiene fuerza, carácter poético y eso tan extraño que llamamos misterio.