Desde sus inicios hace tres décadas, el estudio Ghibli mantiene una producción esmerada y constante, más parecida a un taller artesanal que una fábrica de facturar películas. Fiel a una línea estética muy determinada, incombustible al paso del tiempo y ajena a los atractivos del 3D, sus films son también un alegato, una declaración de intenciones. Una reivindicación de la animación tradicional que pone especial cuidado en el diseño de los decorados y, por extensión, en la defensa de la naturaleza.
"Arrietty y el mundo de los diminutos" narra la relación entre un niño enfermo y los pequeños seres que habitan en una casa de campo. Hayao Miyazaki adapta la novela de Mary Norton en esta hermosa historia que tiene como trasfondo la selección natural y la lucha de las especies por perpetuarse. El debutante Hiromasa Yonebayashi acierta al contener las emociones del relato y al imprimir en la narración un tono pausado, que no lento, lo que aporta cierto regusto melancólico muy acorde con las situaciones que viven los personajes.
En definitiva, se trata de un bello cuento apto para públicos de todas las edades, que insiste en los aciertos desarrollados durante todos estos años por el estudio Ghibli: calidad y compromiso, sentimiento, diversión y reflexión a partes iguales.
En definitiva, se trata de un bello cuento apto para públicos de todas las edades, que insiste en los aciertos desarrollados durante todos estos años por el estudio Ghibli: calidad y compromiso, sentimiento, diversión y reflexión a partes iguales.