Esas mujeres "För att inte tala om alla dessa kvinnor" 1964, Ingmar Bergman

Ingmar Bergman comenzó haciendo teatro y terminó haciendo teatro, por lo que no resulta raro que buena parte de su filmografía se viese afectada por el influjo de las tablas. "Esas mujeres" es uno de los ejemplos más evidentes. No en vano, la película funciona como un sainete en el que la cámara suplanta a la cuarta pared y asume la función del público. Además, sirve para derribar algunos mitos: se trata probablemente de la comedia más bufa y más desenfadada del director sueco, una rareza dentro de una carrera en la que abunda la gravedad.
El argumento aborda las dificultades de un escritor por alumbrar la biografía de un reputado músico, que vive en una mansión rodeado de mujeres. Bergman refuerza la teatralidad del conjunto mediante la puesta en escena y el trabajo de los actores. Con un cruce estético entre el vodevil y el cine mudo, "Esas mujeres" plantea una sucesión de cuadros en los que prima el artificio y donde el reparto habitual del director (Bibi Andersson, Jarl Kulle, Eva Dalhbeck, Harriet Andersson) encuentra oportunidad para el histrionismo.
Para la historia queda la curiosidad de que éste fue el primer film rodado en color por Bergman, quien parece tomarse un respiro entre dos obras de la hondura de "El silencio" y "Persona". Así con todo, detrás de la farsa y de la ligereza de "Esas mujeres" se percibe un cuestionamiento del papel del creador y de la consideración que ejerce en su entorno. Sin lugar a dudas, una película menor con forma de guiñol estilizado que demuestra que el maestro también podía relajarse y divertirse con sus compañeros.