Manchester frente al mar. "Manchester by the sea" 2016, Kenneth Lonergan

El trabajo bien hecho es enemigo de las prisas. Kenneth Lonergan ha dirigido tres películas en un período de dieciséis años, sin atender a las exigencias de la industria ni apartar sus intereses del melodrama más intenso. Al igual que sus anteriores films, Manchester frente al mar continua hurgando en las heridas de los corazones rotos y explorando los rincones oscuros de las relaciones familiares. Puro sentimiento, pero sin sentimentalismo. Lonergan no emplea ni una sola gota de almíbar para narrar la tragedia de un hombre marcado por un suceso del pasado. Al contrario: hay una frialdad deliberada, un distanciamiento necesario para soportar el dolor. Lonergan evita cualquier efecto lacrimógeno o impacto por sorpresa: Manchester frente al mar es una de esas películas que golpean al espectador a cámara lenta.
Para lograr esta reacción, es necesario tener un buen texto y unos actores entregados. Lonergan cumple con las dos partes. El guión de Manchester frente al mar es un ejemplo de cómo se puede emocionar desde lo cotidiano, controlando las herramientas del tempo cinematográfico, la elipsis y la narración en off. Es decir, de lo que la película cuenta y lo que calla. Porque hay una película oculta debajo de la que se muestra en la pantalla y que se asoma de cuando en cuando mediante flashbacks o secuencias oníricas. La relación entre estas dos películas, la que se ve y la que no se ve, convierte Manchester frente al mar en una experiencia sobrecogedora que se aleja de otras producciones del mismo género.
El vaso comunicante entre ambos mundos es Casey Affleck, un actor siempre comprometido con sus personajes, que en este film realiza una meticulosa labor de contención. El intérprete amplifica la fatalidad con los recursos mínimos, sin recurrir a muecas ni aspavientos. Este tono distanciado define muy bien al personaje y a la propia película, dotada de una gelidez apenas rota por la introducción de composiciones clásicas (Albinoni, Handel, Massenet) dentro de la banda sonora.
En suma, Manchester frente al mar supone una subversión tranquila y silenciosa de las convenciones del melodrama. Género que pone a prueba a cualquier director y que Kenneth Lonergan hace suyo con ésta película íntima y emocionante, que lleva la tristeza impresa en cada uno de sus fotogramas.
A continuación, una de las piezas musicales que suenan en el film, compuesta por Lesley Barber. Relájense y disfruten: