LA CAZA. "Jagten" 2012, Thomas Vinterberg

Casi quince años después de Celebración, Thomas Vinterberg vuelve a abordar el tema de los abusos sexuales a menores bajo una perspectiva completamente distinta. En esta ocasión, el punto de vista no se corresponde con la víctima sino con el presunto culpable, lo cual sirve al director danés para desarrollar cuestiones en torno a las noticias falsas, los juicios paralelos y la psicosis social que despiertan determinados actos cuando los sentimientos se anteponen a la razón.

Por segunda vez, Vinterberg escribe el guion junto a Tobias Lindholm, con quien realiza algunos de sus trabajos más interesantes y personales de los últimos años. Son historias de gran intensidad dramática que ambos amortiguan poniendo atención en los detalles y fijando contextos determinados. La caza relata el vía crucis de un profesor de parbulario al que acusan de haberse aprovechado de una de las niñas del centro con la que tiene especial confianza, pues es la hija de su mejor amigo. Este y el resto de la comunidad se posicionan en contra del protagonista, sin importar que no existan pruebas ni indicios serios que corroboren la denuncia, más que el ambiguo testimonio de la pequeña. Semejante argumento requiere tacto y sensibilidad para que la película funcione sin enmarañarse ni perder el foco de lo que pretende contar (la caza de un hombre cuya inocencia nadie quiere atender), aplicando la contención donde otros aprovecharían para echar leña al fuego.

Es de agradecer la actitud sosegada y rigurosa de Vinterberg, que también se traslada a las formas. Su planificación resulta modélica a la hora de expresar el desconcierto y la indefensión que sufre el personaje principal en el entorno donde ha transcurrido su vida, una pequeña población al Este de Dinamarca. Los escenarios cobran importancia y participan de la acción, al igual que la atmósfera invernal que transmiten las imágenes del film. La caza luce una técnica impecable y un reparto de actores largo y acertado en torno a Mads Mikkelsen, centro gravitacional del relato. El actor logra desarrollar un papel complejo y exigente sin hacer alardes, dotando de sentido cada gesto y cada inflexión de la voz. Sobre sus hombros descansa el peso de esta película difícil, que él hace que parezca fácil. Esta es la virtud de los buenos actores.

Es difícil ahondar en algún aspecto de La caza que no implique desvelar las sorpresas que contiene, si acaso remarcar su voluntad de explorar las relaciones sociales dentro de colectivos en apariencia idílicos, que muestran sus debilidades a la hora de afrontar ciertos problemas. El director no hace concesiones, ni siquiera en el desenlace que otorga condición de parábola al conjunto. En definitiva, se trata de un trabajo mayor en la filmografía de Thomas Vinterberg, capaz de actualizar los dramas expuestos muchos años atrás en títulos ya considerados clásicos como Esos tres o La calumnia.

A continuación pueden escuchar el tema principal de la película, creado por Nikolaj Egelund. Una delicia compuesta para guitarra que refleja bien el ambiente doméstico en medio de la naturaleza en el que viven los personajes. Relájense y disfruten: