LOS OJOS SIN ROSTRO. "Les yeux sans visage" 1960, Georges Franju

El segundo largometraje de Georges Franju es también el más relevante de su breve filmografía, constituida por ocho títulos que se adentran en las zonas oscuras del ser humano. La repercusión de Los ojos sin rostro sobrepasa la carrera del director y alcanza a otros cineastas que han reconocido la influencia de este film en sus obras, algunos tan variados como Cronemberg, del Toro, Almodóvar o De Palma. Los motivos son múltiples y justificados.

La película adapta la novela homónima de Jean Redon que, a su vez, recupera la vieja fórmula narrativa del doctor que contraviene el código deontológico para experimentar con los límites de la naturaleza y de la ética. Un argumento heredado de la literatura que ha sido empleado muchas veces en el género de terror (Frankenstein, Dr. Jekyll y Mr. Hyde, El hombre invisible) y que Franju filtra por la tradición del realismo poético francés. En Los ojos sin rostro se actualizan ciertas claves argumentales que provienen de la novela gótica y se revisten de apariencia sofisticada, con imágenes que poseen una gran estilización y capacidad para introducir al público en universos oníricos. No se trata solo de que la fotografía en blanco y negro de Eugen Schüfftan resulte bella, sino de asentar la atmósfera inquietante que requiere el relato y de transmitir dramatismo mediante el contraste de luces y sombras, así como el aprovechamiento de los elementos que intervienen en el plano: escenarios, vestuario, maquillaje...

La película cuenta, además, con soluciones visuales muy ingeniosas que potencian el horror de algunas situaciones (la degradación del rostro de la joven mediante el montaje de fotografías) y escenas que intercalan el lirismo con el impacto (el desenlace, la operación facial). Este último momento continúa generando tensión todavía hoy, debido al hábil manejo del tiempo por parte de Franju y al verismo de las interpretaciones que consiguen Pierre Brasseur y Alida Valli durante todo el metraje. Aunque lo más recordado de Los ojos sin rostro sea precisamente una máscara, símbolo del ocultamiento que trasciende la condición de objeto y adopta identidad, la representación genuina del miedo.

La dirección de Georges Franju se esmera en articular un lenguaje muy depurado de imágenes y sonidos ricos en expresividad, que saca el máximo partido de los lugares donde sucede la acción sin emplear recursos innecesarios. En cada plano se percibe la implicación de Franju con la película y con el propio cine, una entrega apasionada que él mismo se encargó de demostrar primero como promotor de la Filmoteca Francesa y luego en títulos que llevaban su firma. En Los ojos sin rostro trató de dignificar un género menospreciado como era el terror y obtuvo una obra de arte refinada y terrible, un film de culto cuyos ecos siguen reverberando en el presente.

A continuación pueden escuchar uno de los temas compuestos para la banda sonora por Maurice Jarre, con quien el director trabajaría en sus mejores largometrajes. Relájense y disfruten: