PRIMER. 2004, Shane Carruth

Con el mínimo presupuesto y la máxima voluntad, Shane Carruth consigue realizar una de las operas prima más destacadas de la primera década del siglo. Para ello asume gran parte de las funciones posibles: productor, director, guionista, actor, montador, músico, fotografía, sonido... Primer es puro cine independiente que recuerda a los cuentos de Borges y Bioy Casares, una historia en torno a los viajes espacio-temporales protagonizada por jóvenes investigadores con camisa y corbata que experimentan en un garaje.

La película sigue las constantes estéticas del cine independiente de los años noventa y principios de los dos mil, con imágenes que adoptan la inmediatez y el verismo del documental y los informativos (cámara en mano, corrección de foco, baja sensibilidad de luz y textura granulada), así como el montaje con cortes en el mismo plano (jump cut) tan característico de la época. Son herramientas que confieren al resultado final un aspecto poco elaborado, de cierto amateurismo que contrasta con la sofisticación del argumento. Bien es verdad que tanto la planificación como la trama de Primer resultan muy dinámicas, con avances bruscos en la narración y un ritmo acelerado con obliga al espectador a permanecer atento para no perderse en las complejidades de la historia... lo cual es casi imposible. La ficción elaborada por Carruth está llena de vericuetos, quiebros y paradojas que una parte del público se esforzará por desentrañar, mientras que otra parte se entregará sencillamente al juego de prestidigitación que propone el film. Dos opciones legítimas y provechosas.

El propio Shane Carruth interpreta al protagonista en compañía de David Sullivan. Para ambos supone su primera experiencia frente a la cámara y este hecho, al igual que todos los demás aspectos de la película, la dotan de ímpetu y energía. Primer está tocada por la inspiración y parece querer demostrarlo en todo momento mediante los recursos de la imagen y el sonido, es un ejercicio exuberante dentro de la más absoluta austeridad, una temeridad genial que garantiza el goce de los aficionados a las ciencias y las matemáticas.

Con Primer, Carruth obtiene notoriedad en el Festival de Cine de Sundance cuando este todavía ejercía influencia dentro del panorama internacional, dando un golpe de efecto que apenas tendría continuidad. Habrán de pasar casi diez años hasta su siguiente y última película hasta la fecha, Upstream color. Así que Primer debe contemplarse como el inicio de una trayectoria frustrada por los rigores que impone la industria, el bautismo de un director que ha podido salir adelante gracias a las series de televisión y que aún no ha logrado completar su propósito de hacer un cine de ciencia ficción más adulto y complejo del que predomina en las pantallas.