BEGINNING. "Dasatskisi" 2020, Dea Kulumbegashvili

La directora georgiana Dea Kulumbegashvili siente predilección por los dramas soterrados que emergen en un determinado momento para transformar la vida de los protagonistas. Así lo demostró en dos cortometrajes que lograron concitar la atención de los festivales, antes de afrontar su primera película larga con el apoyo de una compañía francesa. Este régimen de co-producción ha permitido a Beginning entrar en el circuito internacional, una tarea que no resulta sencilla a causa del debilitamiento de la industria cinematográfica del país de origen tras la caída de la URSS en los años noventa. Por eso se debe celebrar la llegada de cada nuevo creador, y más cuando logra levantar un proyecto valiente y rompedor como en este caso.

Beginning es una película que no resulta cómoda, se mire por donde se mire. Es fría, distante y no contiene moralejas que alivien al público de lo que Kulumbegashvili cuenta con un lenguaje visual tremendamente parco, con muy pocos planos, casi siempre estáticos y en formato de 4:3. Dicho lo cual, pudiera parecer un film imposible de ver. Sin embargo, la atmósfera impresa en las imágenes, además de la interpretación de la actriz Ia Sukhitashvili y la tensa quietud que transmite su personaje, hacen de Beginning un film inolvidable, capaz de arrasar la sensibilidad del espectador.

El guion, escrito por Kulumbegashvili junto al también actor Rati Oneli, contempla el proceso de transformación de una mujer que vive en una comunidad de testigos de Jehová cuyo templo es atacado por unos desconocidos. Días más tarde, la violencia se traslada hasta ella misma mientras su marido se postula como una figura de referencia dentro del colectivo, y esta contradicción entre las distintas vivencias de la pareja construye un discurso que cuestiona los roles de género y la cosificación de la mujer como miembro de una sociedad que restringe su autonomía. Beginning tiene un discurso feminista que se aleja de las proclamas que tienden a dulcificar las ideas con lemas bonitos. En lugar de eso, busca inquietar sin levantar la voz, aplicando la austeridad y el extrañamiento como herramientas para turbar al público.

El descenso a los infiernos que recorre la protagonista es, al mismo tiempo, un camino de liberación. Kulumbegashvili emplea ciertos símbolos para establecer analogías (el relato del hijo de Abraham y el propio vástago del matrimonio) y contrastes (el río como lugar de bautismo y de delito). Algunas lecturas son evidentes y otras requieren ser descifradas, como la actitud que mueve a Yana, la mujer que Sukhitashvili encarna con absoluta contención. Es estremecedor asistir al desmoronamiento silencioso y al posterior resurgir de su personaje, el despertar al que alude el título de esta película que se asemeja a una parábola bíblica, igual de brutal y terrible en su naturaleza aleccionadora. 

El impacto sordo de Beginning se materializa en la síntesis de los elementos formales y narrativos que maneja Dea Kulumbegashvili, una cineasta que en su opera prima demuestra poseer una mirada propia, dotada de lucidez y de misterio. Ella misma desgrana estas y otras cuestiones en la entrevista que mantuvo con Luca Guadagdino después de que Beginning obtuviera nada menos que cuatro galardones en el festival de San Sebastián. Una conversación reveladora, que conviene ver tras la película porque incluye spoilers.