CINE-OJO "Kinoglaz" 1924, Dziga Vértov

El nombre de Dziga Vértov ocupa un lugar destacado dentro de las primeras vanguardias cinematográficas que se desarrollaron durante los años veinte del siglo pasado. Sus aportaciones y las de otros coetáneos rusos como Kuleshov o Eisenstein fueron decisivas en la renovación del lenguaje audiovisual, en especial en lo tocante al montaje, que ellos cambiaron de significado añadiendo una dimensión teórica y práctica que continúa vigente hasta hoy.

De esta manera fue fluyendo una corriente de pensamiento que, en el caso de Vértov, provenía de sus experiencias con la realidad y con el punto de vista, pues se había curtido realizando un buen número de pequeños documentales informativos al servicio del estado. Cuando por fin decide embarcarse en un proyecto de largometraje, Vértov emprende un tránsito de lo objetivo a lo subjetivo, pasa del cine-verdad al cine-ojo. Con este último término se define su contribución más importante al medio, referida a la captación de momentos reales que adquieren una cualidad artística por el modo en que son filmados y se interrelacionan en el metraje.

Así, la película Cine-ojo toma su nombre del movimiento que lo inspiró. Es la presentación de un modelo de hacer cine en el que la mirada es fundamental, mediante la visión del autor que capta los acontecimientos y la contemplación del público que los traduce en ideas. También en ideología. Porque se trata de cine de propaganda que canta las bondades del sistema comunista en general y del cooperativismo en particular, con un marcado carácter didáctico que busca el adoctrinamiento, sobre todo en la primera parte. En la segunda parte, la película tiende hacia la crónica social, con un retrato de los marginados (enfermos, drogadictos, sin hogar) no exento de sensacionalismo. Cine-ojo está dividida en breves capítulos en torno a "lo nuevo y lo viejo", con intertítulos que guían la narración y que poseen el valor estético característico de los diseños del periodo soviético.

Con una mezcla de espontaneidad y reflexión, Cine-ojo resuelve la eterna dicotomía entre lo popular y lo artístico, entre la verdad y su representación. Vértov consigue dirigirse a las masas con un producto de contenido intelectual (si bien en ocasiones resulta algo ingenuo) que luce formas muy elaboradas, teniendo en cuenta las condiciones de inmediatez y de naturalidad con las que se ha filmado. Nada más comenzar, un rótulo anuncia que es "la primera película de no-ficción, sin guion, sin actores y fuera de los decorados", lo cual siempre es cuestionable, aunque nadie puede negar la voluntad de innovar y de ruptura respecto a los cánones establecidos. Después de haber tomado las imágenes en crudo, Vértov las cocina en la moviola empleando numerosos trucos ópticos que eran novedad en aquel momento, como la inversión del tiempo y el ralentizado, utilizados en exceso en algunas escenas. Además hay animaciones y otros recursos que juegan con la posibilidad del sonido, como la secuencia final de la instalación de la antena de radio... es la técnica puesta a disposición del relato en esta obra capital de la cinematografía, capaz de inspirar a creadores como Godard, Riefenstahl, Berliner, Val del Omar y muchos otros directores que han experimentado con la semiótica y las posibilidades expresivas del cine, y que han encontrado en Dziga Vértov un referente. 

A continuación se puede ver Cine-ojo en condiciones aceptables: