EL ASESINO. "The killer" 2023, David Fincher

David Fincher es un explorador de los rincones oscuros de la condición humana, lo demuestran títulos como El club de la lucha, Zodiac o Perdida. Esta fijación en los temas se une a la perfección técnica de un cine muy sofisticado, que estimula las emociones mediante el empleo hábil de los recursos audiovisuales. Un buen ejemplo es El asesino, adaptación del cómic de Alexis Nolent que supone el reencuentro en el largometraje del director con el guionista Andrew Kevin Walker, tres décadas después de Seven. Por eso, la película tiene algo de recuperación de las esencias de Fincher, ahora diversificado en proyectos para la televisión y en saldar cuentas pendientes como la realización de Mank.

En El asesino, el cineasta norteamericano aborda el personaje del homicida profesional de alto standing que se ocupa de objetivos caros y es extremadamente meticuloso en sus procedimientos, hasta que comete un error que sacudirá su vida estructurada. El protagonista está encarnado con estoicismo por Michael Fassbender, a la manera del modelo fijado por Alain Delon en Le Samouraï. Es decir: gesto hierático, movimientos calculados y un mundo interior que solo se percibe, de cuando en cuando, en la mirada. La caracterización termina por definir el personaje, quien adopta la apariencia de un turista alemán porque, como él mismo explica: "Nadie quiere acercarse a un turista alemán". La primera parte de la película está narrada mediante su voz en off, un discurso torrencial que se interrumpe cuando escucha canciones de los Smiths y que contrarresta la fría determinación de sus actos. Luego, la quietud da paso al movimiento en un recorrido incesante por seis lugares del mundo, cada uno correspondiente a los capítulos en los que se divide el film.

La acción y los diálogos se reparten importancia en el desarrollo de las situaciones, que fluyen con el ritmo que imprime el montaje de Kirk Baxter, colaborador habitual de Fincher durante los últimos quince años. También repite el director de fotografía Erik Messerschmidt, responsable de que las imágenes de El asesino tengan una fuerte personalidad en cuanto a la paleta de colores de los diferentes escenarios, así como la luz y las sombras con las que se suceden las escenas diurnas y nocturnas. Se trata de una historia muy marcada por la estética, pero también por el diseño sonoro de Ren Klyce, otro de los artífices de que el cine de Fincher haya adquirido una identidad reconocible. La dimensión acústica de El asesino está llena de matices que distinguen los conceptos de profundidad y de escala, al igual que hace la cámara. Por eso conviene ver la película con los ojos y los oídos bien abiertos, ya que el argumento en sí resulta sencillo y la atención se deposita en los detalles, con proliferación de planos cortos a nivel visual y sonoro.

En suma, David Fincher demuestra mantener la energía en este thriller cuyos estallidos de violencia rompen la contención del protagonista, un Fassbender plenamente implicado con el papel que interpreta. El asesino es un elaborado ejercicio de estilo que sostiene el interés en todo momento y que contiene algunas secuencias memorables, como la conversación con el personaje de Tilda Swinton. El conjunto es menos aparatoso que otros títulos del autor y, tal vez por ello, resulta más contundente y sintético a la hora de cumplir sus propósitos.