El globo blanco. "Badkonake sefid" 1995, Jafar Panahi

Jafar Panahi exhibe, en su ópera prima, los preceptos que hicieron del cine iraní un distintivo dentro del panorama cinematográfico internacional: Actores no profesionales, historias sencillas, escenarios naturales y un costumbrismo austero y directo que sedujo en festivales a críticos con pedigrí. Siguiendo los pasos de su maestro Abbas Kiarostami, responsable del guión de esta película, Panahi recupera el neorrealismo de "El ladrón de bicicletas" para esbozar, con un argumento mínimo, el paisaje social y a pie de calle de la ciudad de Teherán. Ya sea cine disfrazado de documental o documental disfrazado de cine, lo cierto es que "El globo blanco" conmueve por su falta de pretensiones y porque es capaz de convertir un ejercicio aparentemente anticinematográfico en un entretenimiento apasionante, un espectáculo sobre la realidad. No hay que olvidar que esta clase de fábulas llegadas del medio oriente se prestan a interpretaciones de todo tipo, y en ocasiones las imágenes de un relato aparentemente nimio ocultan la crítica a un sistema que prohíbe las imputaciones directas, obligando a autores como Panahi o Ghobadi a practicar el arte del escamoteo. Se trata de velar acusaciones que de otro modo resultan imposibles, aunque la sensación que "El globo blanco" reserva al espectador es la de recuperar el placer puro y antiguo del cuento contado con sencillez.