NOSTALGIA "Nostalghia" 1983, Andréi Tarkovski

Cansado de sufrir el boicot y el desprecio del aparato soviético, Andréi Tarkovski abandona en 1983 su Rusia natal e inicia el exilio europeo que le lleva a recalar primero en Italia. Allí filma con el apoyo de la televisión pública Nostalgia, película que desarrolla las claves del director en plena madurez creativa. Al igual que sucede en anteriores títulos, el protagonista es un individuo con tormentas internas que aspira a encontrar su lugar en el mundo, un estado elevado del espíritu capaz de salvarle del desarraigo y la incertidumbre que padece. En esta ocasión, se trata de un poeta ruso que recorre la Toscana en compañía de su traductora, tras la huella de un compositor del siglo XVI. En el periplo se entremezclan la fe y los recuerdos, el amor y la cultura, todo envuelto en el sentimiento que da nombre al film. Una nostalgia que describe la lejanía de Tarkovski respecto a su tierra, a la que no regresará jamás.
Por ello, la película tiene un fuerte componente autobiográfico. A diferencia de El espejo, en la que el director hacía referencias directas a su pasado, en Nostalgia se observa a sí mismo desde el presente a través de la figura interpuesta del protagonista. El estilo es ahora más sobrio y austero, aunque las imágenes siguen teniendo una gran expresividad, mediante planos que buscan siempre la composición geométrica (influencia de la pintura renacentista) y cierta teatralidad. En Nostalgia prevalecen las atmósferas irreales, reforzadas por la bruma, y un aliento místico acorde con la trama. Aspectos que Tarkovski materializa en la puesta en escena, en los movimientos de cámara, en el sonido, en el tempo que imprime en cada situación y en la interpretación de los actores, perfectamente ajustados a sus personajes y con una presencia magnética en la pantalla. Oleg Yankovskiy y Domiziana Giordano resuelven el reto de dar apariencia física al contenido intelectual que representan, una cualidad que comparten los habitantes del universo tarkovskiano, al que también se suma el sueco Erland Josephson en el papel de loco visionario.
Otro rasgo reconocible del autor es la relación entre los personajes y el espacio, con el agua como elemento constante. Los escenarios adoptan una gran identidad y recitan sus diálogos en forma de sonidos y música, sumando a un conjunto en el que coexisten por igual la ficción, la reflexión y la poesía. En definitiva, Nostalgia supone un compendio de las señas más comunes de Andréi Tarkovski, depuradas en un ejercicio de síntesis que favorece la espiritualidad del argumento, firmado a medias por Tonino Guerra. El guionista y el director reproducen la visión de Italia que busca Tarkovski, alejada de los tópicos mediterráneos y cerca de los ambientes fríos y neblinosos que pueblan el paisaje interior del cineasta errante.