PLEASURE. 2021, Ninja Thyberg

El sexo es uno de los temas principales en la filmografía de Ninja Thyberg, cineasta sueca con casi una decena de cortometrajes a sus espaldas. Uno de ellos es Pleasure, que filma en 2013 y que emplea como base para desarrollar su primer largometraje con el mismo título, ocho años después. Una película que se sumerge en la industria norteamericana del cine porno, a través del ascenso de una joven aspirante a estrella recién llegada de tierras escandinavas. A simple vista podría parecer una versión bizarra de Ha nacido una estrella, con la diferencia de que Thyberg se ahorra las lecciones morales y deja que el espectador saque sus propias conclusiones, al mismo tiempo que establece una punzante metáfora del mercado laboral, la competitividad comercial y otros conceptos propios del capitalismo. Todo ello sin recurrir a eslóganes ni discursos fáciles, porque lo único evidente que se muestra en Pleasure tiene que ver con la carne.

Hay que advertir que la directora no se anda con rodeos a la hora de describir el recorrido de la protagonista por alcanzar el éxito. Sin llegar a la explicitud del porno, algunas situaciones son recreadas con crudeza y frialdad, hasta el punto de resultar incómodas. Thyberg no se despega nunca del punto de vista de Bella Cherry, la heroína del relato, quien participa en maratonianas sesiones de sexo que vive unas veces con incertidumbre y otras con temor o pasión, según la evolución del argumento. Estas sensaciones quedan reflejadas a través de la interpretación sutil y medida de Sofia Kappel, en un impresionante debut en la pantalla, y ciertos recursos visuales y sonoros empleados por Thyberg para hacer sentir al público lo mismo que siente Bella. Por ejemplo, hay breves fundidos a negro en medio de algunas escenas de sexo que representan evasiones momentáneas de la conciencia, pausas mentales de la protagonista en mitad del esfuerzo. De igual modo, se incluyen fragmentos de música sacra que suavizan la tensión del momento y dan descanso al espectador.

La dirección de Thyberg es consecuente con lo que cuenta y no busca el morbo ni la obviedad. Al contrario, la ausencia de énfasis y el distanciamiento dramático hacen que Pleasure parezca desafectada en exceso. Sin embargo, tanto el carácter hierático de Bella como el estilo austero de Thyberg potencian la dureza del film, al prescindir de los filtros característicos de la ficción y optar por un realismo más descarnado.  En este sentido, Pleasure se sitúa en el extremo opuesto a Showgirls de Verhoeven, película con la que guarda similitudes temáticas y todas las diferencias posibles en cuanto a narrar una historia. Ambas son versiones modernas y femeninas de Fausto, pero la película de Ninja Thyberg es mucho más valiente. Tanto, que en ocasiones resulta temeraria, un viaje kamikaze hacia la emancipación y la libertad que no se vende a cualquier precio.