Comanchería. "Hell or high water" 2016, David Mackenzie

El director británico David Mackenzie realiza su segunda incursión en el cine norteamericano con una película que se adentra en lo más profundo del país, en las entrañas del estado de Nuevo México. Lejos de resultar un viaje turístico o una postal exótica, Comanchería imprime en la pantalla la sequedad y el carácter de una tierra difícil, propicia a historias como la que relata el film. El guión de Taylor Sheridan establece dos líneas paralelas condenadas a encontrarse: por un lado, la de dos hermanos que tratan de saldar sus cuentas con el pasado asaltando pequeños bancos de la región, y por otro lado, la de una pareja de rangers tras la pista de los robos. Tal vez suene a argumento conocido, sin embargo, Comanchería tiene poco que ver con otros thrillers ambientados en el Oeste de los Estados Unidos.
Para empezar, porque lo que subyace como trasfondo es la crisis económica provocada por las hipotecas subprime que aceleró el desplome de las clases bajas. Los escenarios que recorren los protagonistas del film están plagados de carteles anunciando préstamos financieros y ventas de viviendas. Es el paisaje después de la batalla, donde la apatía, el desconcierto y la rabia cruzan los rostros de los figurantes. ¿Se trata de una película de denuncia social? No exactamente, porque Mackenzie guarda la distancia adecuada y se concentra en el motor que mueve a los personajes, que no es otro que el instinto de supervivencia. Todos los personajes cargan con su propia cruz, sin exhibiciones de dramatismo que alteren el equilibrio narrativo... hasta que emerge la violencia condensada en el ambiente. Eso sí, solo cuando lo exige la acción. En Comanchería hay persecuciones, tiroteos y golpes secos, pero no son el fin sino el medio. En otras palabras: David Mackenzie ha hecho una película profundamente americana, evitando la caricatura de los tópicos y asimilándolos de manera sucinta, a veces incluso entrañable. Por la pantalla desfilan los telepredicadores, los jubilados sentados en el porche, los menús ricos en grasas, las tiendas de coches de segunda mano... sin adornos y aportando identidad al conjunto. A este realismo contribuyen decisivamente los actores Jeff Bridges, Chris Pine y Ben Foster, magníficos en sus interpretaciones y en la caracterización de los personajes.
Comanchería resuelve bien el reto de fijar en la pantalla el espíritu de un territorio devastado por los acontecimientos de la actualidad. Giles Nuttgens, el director de fotografía habitual de Mackenzie, captura la fuerte luz del Oeste y amortigua los colores con arena y sudor, elementos presentes durante el metraje. La película incorpora un buen puñado de canciones que terminan de definir el resultado crudo y directo que presenta Comanchería. A pesar del desafortunado título con el que se ha estrenado en España y Francia, merece la pena descubrir esta pequeña joya del cine norteamericano que tiene en Samuel Fuller o en Sam Peckinpah sus ilustres antecedentes.
A continuación, un extracto de la banda sonora creada por Nick Cave y Warren Ellis. Los compositores demuestran una vez más su capacidad para crear música intimista y evocadora a través de instrumentos de cuerda y sonidos que remiten al alma de los personajes. Relájense y disfruten: