El principito. "Le petit prince" 2015, Mark Osborne

La relación entre la literatura y el cine ha sido siempre intensa y enriquecedora. Pero como sucede con los matrimonios largos, también ha habido momentos difíciles... sin duda, uno de los retos más complicados es el trasvase del papel a la pantalla de una obra ampliamente conocida. Más aún cuando, en el caso de El principito, forma parte del acervo popular. La guionista Irena Brignull reinterpreta el relato de Saint-Exupery y lo lleva hasta el presente, convirtiéndolo en una metáfora contra la vida programada y la cultura del éxito que se inculca a los niños de hoy en día. Es un Principito nuevo, que cambia la letra pero que respeta la música del original.
Aunque se trata de una producción francesa, este Principito tiene las hechuras de una película proveniente de Hollywood. Para la dirección se ha contado con Mark Osborne, profesional de la animación que ha trabajado en Nickelodeon (Bob Esponja) y DreamWorks (Kung Fu Panda), y para las voces de doblaje con actores tan conocidos como Jeff Bridges, Rachel McAdams, Marion Cotillard o Benicio del Toro, entre otros. Otro nombre destacado es el de Hans Zimmer, que se hace cargo de una banda sonora fundamental en la narración. Ante semejantes créditos muchas veces conviene levantar la guardia: son demasiadas las adaptaciones de cuentos anabolizados en pos de la aparatosidad y el espectáculo. No es el caso de El principito. Osborne firma un magnífico entretenimiento que conserva, no obstante, la reflexión y la intimidad del texto de partida. La película contiene humor, aventura y sentimiento a partes iguales, guardando el equilibrio durante todo el metraje.
Al igual que sucedía con Peter Pan en Hook, este Principito se plantea su lugar en el mundo actual. La película demuestra que las situaciones y los diálogos escritos por Saint-Exupery hace más de setenta años mantienen su vigencia, pero al contrario que Spielberg, Osborne evita la nostalgia e insufla nuevos bríos a la historia. No es una actualización porque El Principito posee la virtud de los buenos cuentos: no está enclavado en una época o lugar en concreto. El discurso, por lo tanto, sigue siendo el mismo, pero presentado de manera novedosa. Es lo mejor que se puede decir de ésta y de cualquier otra adaptación cinematográfica.
En el aspecto estético, el film depara un auténtico placer para los ojos. El guión de El principito se bifurca en dos líneas argumentales, cada una con un tipo distinto de animación. La parte del presente está animada de forma digital, mientras que la parte del cuento cobra vida por medio del stop motion, una técnica que embellece y aporta originalidad al conjunto. En suma, El principito es una de las más hermosas películas de animación de los últimos tiempos, que ojalá no suponga una excepción dentro del panorama europeo y pueda expandir su ejemplo como alternativa a los grandes estudios que copan las carteleras internacionales.
A continuación, More, el cortometraje que Mark Osborne realizó en 1998 bajo el procedimiento de animación claymation. Se puede debatir el acabado, el mensaje, la música de New Order... o resumir diciendo que son seis minutos y medio de pura y llana genialidad. Relájense y disfruten: