EL OFICIAL Y EL ESPÍA. "J'accuse" 2019, Roman Polanski

Tras una corta serie de películas centradas en los personajes, más pequeñas en términos de producción, Roman Polanski regresa al drama de época con la adaptación de una novela de Robert Harris en torno al famoso caso Dreyfus. Un proceso judicial que ya ha sido representado distintas veces en el cine, y que significa el reencuentro de Polanski con Harris una década después de El escritor. La diferencia que establece El oficial y el espía respecto a otras versiones de la historia es que no se concentra en las circunstancias legales, sino en la lucha del individuo contra el sistema y en el restablecimiento del honor perdido, lo cual ha dado pie a que muchos hayan querido ver la película como una analogía de los problemas que acechan al director desde hace años, acusado de varios delitos que hasta la fecha no tienen sentencia.
De cualquier modo, El oficial y el espía incide en algunos temas recurrentes del autor: la permeabilidad del mal en una sociedad con debilidades (Chinatown, El pianista), el ser humano acorralado por el entorno (La semilla del diablo, El quimérico inquilino) o el enquistamiento de conflictos sin resolver (La muerte y la doncella, Un dios salvaje) entre otros argumentos de nuevo presentes en este suceso acontecido en Francia a finales del siglo XIX. Polanski conduce la narración con ritmo y pulso firme, dotando el conjunto de aroma clásico y dando prioridad al trabajo de los actores. Un amplio elenco en el que destacan los personajes interpretados por Jean Dujardin y Louis Garrel, quienes dan vida al coronel Picquart y Dreyfus, respectivamente. Como es habitual, Emmanuelle Seigner participa en un reparto compacto y eficaz, junto a fieles colaboradores como el montador Hervé de Luze y otros miembros de su equipo más reciente: el compositor Alexandre Desplat y el director de fotografía Pawel Adelman. Este último imprime en las imágenes una cualidad fría y neblinosa, acorde con las inquietudes que atenazan a los protagonistas, enmarcados en planos muy medidos de composiciones limpias y referencias pictóricas.
Los integrantes de los apartados técnicos y artísticos ponen gran cuidado en que cada elemento brille en la pantalla, desde la elección de las localizaciones hasta la caracterización de los personajes, sin caer en el artificio y buscando cierta naturalidad, como demuestra el tratamiento del sonido. El mejor ejemplo de que Polanski desea apartarse de lo convencional se encuentra en el guion, cuyo desarrollo rompe la linealidad intercalando escenas del pasado y el presente para apuntalar la relación entre los actos de los personajes y sus consecuencias. Una opción narrativa que invita al público a extraer conclusiones y que deconstruye el relato en favor de la perspectiva histórica, con la inclusión de un epílogo tan revelador como parco en emociones.
El oficial y el espía es, por lo tanto, una película bella en apariencia y también en contenido, ya que prevalece la idea de que la perseverancia y la defensa de la honradez encuentran con el tiempo su justa recompensa. El espectador que lo desee puede interpretar su propia lectura y asemejarla a las circunstancias de Roman Polanski, o dejarse llevar sin más por esta película bien contada y bien actuada. En ambos casos, el visionado resulta apasionante.
A continuación, uno de los temas que integran la banda sonora compuesta por Alexandre Desplat. El músico crea piezas de alto poder atmosférico con predominio de los instrumentos de cuerda, como bien se puede apreciar en el siguiente corte. Que lo disfruten: