EL VUELO DEL FÉNIX. "The flight of the Phoenix" 1965, Robert Aldrich

La década de los sesenta supuso la de mayor reconocimiento para Robert Aldrich, una vez que había tomado el control total de sus películas como productor además de director. Entre sus títulos más célebres se encuentra El vuelo del Fénix, una odisea de aventuras que reúne a actores del calibre de James Stewart, Richard Attenborough, Peter Finch, Ernest Borgnine, George Kennedy y Dan Duryea, entre otros. Un reparto ecléctico para una historia que narra la supervivencia de los tripulantes de un avión que sufre un accidente en mitad del desierto. Los encuentros y desencuentros que se establecen entre los personajes marcan la evolución del guion y plantean cuestiones acerca del compromiso, el valor, la solidaridad, el sacrificio... palabras graves que Aldrich reviste de espectáculo para crear un entretenimiento casi perfecto, en el que el drama y las emociones son conducidas con pulso firme.

Al igual que otras películas de características similares (La colina de los diablos de aceroEl puente sobre el río Kwuai), El vuelo del Fénix es un estudio del comportamiento humano sometido a situaciones extremas, y a la vez un retrato psicológico del individuo en relación a la comunidad. En todos los casos prevalece la condición masculina de los personajes, lo cual puede dar pie a interesantes reflexiones de género que cargan de profundidad la acción y los diálogos.

El vuelo del Fénix luce una impecable factura técnica en la que destaca la fotografía colorista de Joseph F. Biroc, tanto en las escenas diurnas como nocturnas, capaz de transmitir la sensación de calor y fatiga que padecen los protagonistas. Sin embargo hay otros aspectos que acusan el paso del tiempo, como el maquillaje, y ciertas irregularidades en el montaje y el guion, sobre todo en el primer acto, probablemente debido a la compresión de la novela de partida escrita por Trevor Dudley Smith. Nada de ello implica un obstáculo para disfrutar de este film vigoroso que tiene su mayor virtud en la interpretación de los actores, con James Stewart en uno de sus últimos grandes papeles. En cierta manera, su representación del clasicismo frente a la modernidad (un conflicto muy presente en el cine de la época) ilustra también la posición de Robert Aldrich, director en el que confluyen la sabiduría y el ímpetu, el oficio y la vivacidad, tal y como queda patente en El vuelo del Fénix.

A continuación, uno de los temas musicales compuestos para la película por Frank De Vol, quien recrea la atmósfera del Sáhara con el aliento épico de una gran orquesta. Relájense y disfruten: