EL PADRE. "The father" 2020, Florian Zeller

Tras el éxito obtenido con la obra de teatro El padre, es el propio autor Florian Zeller quien se encarga de llevarla al cine con la ayuda de Christopher Hampton en la escritura del guion. El reto cobra relevancia porque se trata del debut en la dirección del dramaturgo francés y por la particularidad narrativa del proyecto, ya que muestra el punto de vista de un hombre en el deterioro de sus facultades mentales. No es fácil contar en primera persona la historia de una enfermedad sin caer en el melodrama plañidero ni en el patetismo, algo que Zeller consigue esquivar sosteniendo el film sobre tres pilares: la construcción dramática, los actores y la escenografía.

Del primer aspecto cabe destacar el transcurso de la acción, con elementos que se van tergiversando según involuciona la memoria del protagonista. Los rostros a su alrededor se confunden en un ingenioso juego de montaje en el que se repiten escenas y frases de diálogo, sumando variaciones que añaden confusión al padre encarnado por Anthony Hopkins. Los intérpretes aportan un enorme valor al resultado, manteniendo el tono preciso entre la emoción y la credibilidad. El octogenario actor aparece acompañado por Olivia Colman, Imogen Poots, Rufus Sewell, Olivia Williams y Mark Gatiss, todos matizados y convincentes. El escenario donde convive el elenco está en continua transformación, es un espacio cambiante que mantiene, no obstante, el orden arquitectónico con mobiliario, atrezzo y otros detalles que van adaptando su forma y colores al desarrollo de la trama. Esto obliga al espectador a enfrentarse a las mismas sensaciones que experimenta el padre, en un ejercicio de empatía que unifica los recursos del teatro y el cine.

En resumen, Zeller consigue trasladar las virtudes del texto original del escenario a la pantalla, logrando una película sorprendente y virtuosa, casi un truco de prestidigitación. ¿Por qué, sin embargo, el resultado no termina de alcanzar la excelencia? El problema es que la genialidad que exhibe El padre es demasiado evidente y en la primera mitad ya ha agotado sus posibilidades, incurriendo en la reiteración. Una vez que se aprecia el complejo armazón narrativo que sustenta el conjunto, parece como si Zeller se regodeara en sus aciertos e insistiese en prolongarlos hasta completar la duración estándar de la película. Tal vez sea una actitud premeditada que tiene como objeto introducir al público en la misma sensación repetitiva que vive el personaje principal... o tal vez no. En cualquier caso, es justo valorar la opera prima de Florian Zeller por sus evidentes aciertos, aunque el subrayado de los mismos sea también su debilidad.