EL ASESINATO DE DOS AMANTES. "The killing of two lovers" 2020, Robert Machoian

La primera película dirigida en solitario por Robert Machoian es también la declaración de principios de un cineasta que busca formas alternativas de narrar una historia. Ya desde el mismo título se juega con el despiste: El asesinato de dos amantes no es un thriller, aunque el film comienza con la escena de un hombre apuntando con un revólver a su mujer y al amante de esta mientras duermen en la cama. Se trata más bien de un drama íntimo con una profunda vocación realista y carácter independiente, tanto en el estilo como en la producción.

Machoian escribe, dirige y monta esta pequeña pieza de cámara con pocos personajes y rodada en una pequeña localidad de Utah, al Oeste de los Estados Unidos. Una tierra extensa y poco poblada que define el tono del conjunto, deliberadamente frío. Las calles desiertas y las tiendas con el cartel de se vende son el escenario donde transcurre la historia de un padre de familia que trata de recomponer su matrimonio, en vías de separación. Las situaciones y los diálogos están filmadas sin énfasis y buscan siempre la cercanía sin interferir en la acción, situando al espectador en la posición de testigo incómodo de los hechos. El director emplea un tono naturalista que evita cualquier recurso con fines estéticos: la cámara se sitúa a la altura de los personajes y los tamaños de plano cumplen una función expresiva. Los planos generales, por ejemplo, amortiguan la empatía poniendo distancia con los personajes e ilustran su soledad en medio de los paisajes. En cambio, los planos cortos expresan emociones contenidas a través de miradas y gestos que nunca resultan evidentes, conformando un lenguaje austero y minimalista, acorde con el relato.

El asesinato de dos amantes es una película árida en todos los sentidos, que crea desasosiego gracias a las interpretaciones de Clayne Crawford y Sepideh Moafi. Ambos actores logran transmitir verdad con una gran economía de gestos y una precisión casi quirúrgica, que desprende humanidad. Sus personajes tratan de salir adelante y enmendar los errores del pasado en un lugar que no ofrece grandes oportunidades para cambiar de vida. Tal vez lo más destacable sea la relación de estos con el entorno, la manera de ocupar el espacio y cómo se traduce en términos de imagen mediante el encuadre y el montaje. Robert Machoian filma la película en formato de 4/3, evitando la amplitud de la pantalla para restar aire a los personajes y acentuar la sensación de claustrofobia que sienten en mitad del vacío. Con esta y otras decisiones, el director se revela como una promesa con voz propia a la que habrá que seguir en sus próximos pasos. Bienvenidos sean.