UNA CIUDAD EN SU ADOLESCENCIA: INFORME SOBRE CHICAGO "Chicago. Weltstadt in flegeljahren" 1931, Heinrich Hauser

Al igual que muchos otros intelectuales alemanes, Heinrich Hauser se vio obligado a abandonar su país a finales de los años treinta a causa del régimen nazi. Aunque principalmente fue conocido como escritor y periodista, también tuvo un fuerte vínculo con el cine al intervenir en numerosas producciones como actor, si bien su principal aportación fue haber dirigido Una ciudad en su adolescencia: informe sobre Chicago. Se trata de una de las sinfonías urbanas que fructificaron en aquellos tiempos por parte de autores europeos con capacidad de observación, interés etnográfico y ganas de experimentar. Hauser captura con su cámara la energía de la gran metrópoli de Illinois, y lo hace con la mirada propia de un cineasta y la elocuencia de un literato.

La película guarda semejanzas y diferencias respecto a otras del mismo género. Por ejemplo, tiene en común con Berlín, sinfonía de una ciudad o En primavera la fascinación por el movimiento y lo mecánico, las masas de gente, las composiciones geométricas de los encuadres y el montaje. Una ciudad en su adolescencia narra en primera persona las impresiones del director al visitar la ciudad, desde que llega en barco surcando el Mississippi hasta el retrato de las personas que posan frente a su cámara antes de marcharse. El elemento humano aparece siempre representado en relación al espacio, hay una búsqueda constante de explicar los lugares a partir de la vida y el trabajo de los habitantes de la urbe. Pero Hauser no se detiene en la contemplación e insufla su discurso de un aliento poético no exento de contradicciones, ya que su visión alterna el amor y el odio. Como buen viajero, se cuestiona el significado de lo que ve aplicando la extrañeza y el descubrimiento permanente. Sin embargo, hay algo que Hauser introduce (puede que por primera vez) en esta clase de películas, y es el lado menos amable de la ciudad. Es habitual que las sinfonías urbanas exhiban los avances de las sociedades modernas y que incluso desprendan entusiasmo por lo que filman hasta el punto de idealizarlo. Esta es la actitud que mantiene Hauser al principio, cuando es seducido por los medios de transporte y el vigor industrial, pero poco a poco va adentrándose en las entrañas de Chicago y pone el foco en los barrios arrasados por la Gran Depresión. Así, se fija en los borrachos que adormecen sus penurias con líquido anticongelante, los desempleados y los que tratan de vender cualquier cosa en el mercado... y la población negra, tan rara de ver en las pantallas de aquellos días y aquí tan presente.

Heinrich Hauser observa estas realidades con ojos menos estilizados que sus contemporáneos y una retórica más contenida, que amortigua la fragmentación que suele caracterizar el montaje de las sinfonías urbanas, sin renunciar por ello a sus posibilidades expresivas. En suma, Una ciudad en su adolescencia es un ejemplar bello y accesible dentro de esta modalidad del cine en la que están tan cercanos el arte y el documental.