Entonces, el cineasta italiano hizo levantar en el paisaje natural de Burgos un cementerio imposible, mezclando elementos de diferentes épocas y con forma de coliseo romano. Casi medio siglo después, otro cineasta contemporáneo localiza la falsa necrópolis oculta bajo la vegetación y los sedimentos, y se pone en contacto con un grupo de admiradores de la película original que emprende la tarea de restaurar aquel sitio al que atribuyen connotaciones sagradas, aprovechando el cincuenta aniversario del estreno. Para ello cuentan con la ayuda de voluntarios y mecenas que se van sumando según avanzan las excavaciones.
Guillermo de Oliveira dirige, escribe, produce, monta y se encarga de la fotografía de este documental, todo ello con la pasión de un devoto pero también con inteligencia y cuidado, ya que Desenterrando Sad Hill acumula mucha información a diferentes niveles que van de lo histórico a lo emocional. Hay abundante material de archivo y testimonios de los protagonistas que participan en la rehabilitación, sus palabras registran la iniciativa y el compromiso de la gesta. Además, se incluyen entrevistas con miembros del equipo que participó en El bueno, el feo y el malo (Ennio Morricone y Clint Eastwood, entre otros) y con personalidades que se sienten cercanas a la obra de Leone (Joe Dante, Álex de la Iglesia, James Hetfield).
Para que este conjunto de nombres no se convierta en una sucesión de bustos parlantes, el director intercala acciones y organiza con habilidad los elementos en el montaje, logrando que el visionado resulte entretenido. Desenterrando Sad Hill transmite emoción por lo que cuenta sin abandonar nunca el rigor de documentar una labor ardua, que los propios implicados asumen como si se tratase casi de una misión divina. En suma, se trata de un sentido homenaje a los héroes que alimentan los sueños de la cinefilia y a los lugares donde se materializan esas ilusiones.