A primera vista, Murs murs podría parecer un catálogo en movimiento de las grandes obras al aire libre que adornan la ciudad. Pero es mucho más, ya que Varda explora el significado político y social de estas representaciones icónicas, recogiendo el testimonio de los autores y también su propio pensamiento, en forma de voz en off. Todo ello con un cuidado montaje por parte de Sabine Mamou, que conjuga los movimientos internos y externos del plano para recorrer a la vez las superficies de las paredes y los rostros de los viandantes.
La atención de Varda se reparte por igual en ambos elementos, puesto que la razón de ser del arte urbano es la interacción con las personas. No solo se preocupa de nombrar a los creadores de cada mural que aparece en pantalla (que son muchos) deteniéndose en los más característicos, sino que además se fija en la gente anónima que convive con ellos, en la relación de los habitantes con las imágenes que les rodean. Así se conforma un discurso cinematográfico en el que prima la estética pero también la antropología y la observación de la realidad propia del documental. La propuesta de Murs murs resulta apasionante dentro de su sencillez, vuelve a demostrar la incidencia de la mirada de Agnès Varda que ya estaba presente en otros films de similar naturaleza como Daguerrotipos. Así mismo, Murs murs es el detonante del siguiente film que la directora realiza aprovechando su estancia en Los Ángeles, Documenteur, una pequeña ficción que coincide en extraer hondura de lo cotidiano.
A continuación, un ilustrativo vídeo ensayo acerca de la cinescritura de Agnès Varda, cortesía del medio ZoomF7. Ideal para aproximarse a su obra, a través de algunos títulos representativos.